Juan Manuel Dato Ruiz

Hace tiempo diseñé una técnica para enseñar japonés, la llamé baka bunpou, que consistía en no pretender enseñar japonés, sino más bien enseñar el más básico japonés para que cuando viaje a Japón aprenda a hablar con "estilo", gracias a haber aprendido lo más fundamental que requiera comprender su mentalidad y fonética.

La clave del éxito en los idiomas reside en ser capaz de redactar una parrafada completa. Puesto que en tal parrafada reside un tema central que puede transformarse, mientras es referenciado a través de los distintos sintagmas.

Cuando nos obsesionamos con aprender gramática al final no conseguimos hablar el idioma, todo lo más calcularlo - lo cual no se queda en la mente. Para adecuar la cabeza al idioma hay que usarlo como herramienta vehicular, hay que descubrir cuáles son los intereses del alumno y confeccionar la dinámica de grupo que más le convenga. Sin ir más lejos, considero que aprender un idioma es más sencillo con un sistema de hojas de resumen (o chuletas), y practicar el vocabulario a parte.

Es bastante parecido a aprender a programar en cualquier lenguaje de programación: saberse los comandos de memoria es irrisorio, lo importante es practicarlos en situaciones lo más prácticas posibles.

Cuando enseñaba matemáticas, como programación o lenguajes me daba cuenta de que la técnica en tales casos siempre era la misma: poco importa saberse la fórmula, hay que entender la razón de su existencia. Y practicarla en casos prácticos.

Como matemáticos ya he divulgado en @ahí me conoceréis.