He asistido durante tres cursos de alemán, de octubre a junio, en el C.C. Eduardo Úrculo de Madrid, con el profesor Rafael Ariza, y me complace decir que, además de demostrar un excelente conocimiento de la lengua en todos sus aspectos –gramática, vocabulario, ortografía, registros culto o coloquial, etc.–, posee y pone en práctica unas dotes didácticas que hacen agradables las clases y satisfactorios los resultados.
Pero quizá más importante que todo esto sea su actitud –ya que las ventajas y los efectos de la misma no se limitan al campo de la enseñanza de idiomas, sino que son aplicables a cualquier otra actividad–, que puede resumirse en ‘trabajo sistemático’, ‘dedicación constante’ y ‘entusiasmo y satisfacción personal por la actividad que se está realizando’, algo que se transmite a quienes siguen sus pautas de trabajo y aprovechan sus indicaciones.
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