Como profesional del tarot, os cuento que está formado por imágenes y estas imágenes son de tipo simbólicas, es decir, nos comunican con esa otra realidad que opera en nuestra psique más allá de la conciencia. Aunque es más conocido por su función adivinatoria, en realidad es una potente herramienta para profundizar en nosotros mismos, al poner en contacto nuestra parte consciente con nuestro inconsciente.
El psiquiatra y psicólogo Carl Gustav Jung supo poner en relación la complejidad de la psique humana con el mundo simbológico de las religiones, los mitos. Estos son expresión del mundo inconsciente. El gran descubrimiento de Carl Gustav Jung fue lo que él denominó como inconsciente colectivo o psique arquetípica. Vio que en nuestra psique se reproducen fenómenos ancestrales a los que llamó arquetipos. Existe un componente heredado que conforma nuestra manera de percibir y su forma de manifestársenos es a través de ciertos patrones emocionales y de conducta, así como también a través de imágenes. De la misma manera, el tarot es expresión del inconsciente y sus imágenes nos retrotraen a los arquetipos que están dentro de cada uno de nosotros.
La relación entre nuestra conciencia y el inconsciente es de vital importancia para nuestro desarrollo psicológico. Muchas de las etapas del crecimiento psíquico por las que deberíamos pasar pueden verse interrumpidas si se rompe la conexión entre ambos.
El tarot, en su ordenación, explica este desarrollo a partir del primer arcano del Mago hasta el último del Mundo, sin olvidarnos del arcano sin número del Loco. A cada arcano le corresponde un arquetipo y una etapa en el progreso psicológico. Normalmente, nos encallamos en las primeras etapas y frenamos nuestra evolución al haber perdido la manera de relacionarnos con el inconsciente, ya que venimos de un mundo demasiado racionalista que ha tachado de superchería todo lo que tiene que ver con ese otro lado. Pero también un yo demasiado débil no podrá enfrentarse al peligroso mundo arquetípico y sus fuerzas que pueden acabar devorándolo y volviéndolo totalmente inconsciente.
La técnica que desarrolló Jung para poner en contacto ambos mundos fue la imaginación activa o fantasía onírica donde puso en diálogo al yo con las imágenes arquetípicas. De la misma manera, se puede utilizar las cartas del tarot para visualizarlas y entrar así en un diálogo consciente con sus imágenes. A medida que se practica y, si se realiza de forma adecuada, nos volvemos permeables al otro lado de la conciencia y dejamos que nos hable, pudiendo así confrontar tanto todos los aspectos rechazados o negados que han quedado inconscientes como el inconsciente colectivo heredado.
Mi metodología con el tarot es profundizar en el conocimiento de las cartas a la vez que en uno mismo. Cada arcano nos pone en relación con el arquetipo que representa y al visualizarlas nos permite percibir cómo lo vivimos y si hay aspectos que tenemos que profundizar. Así, el tarot nos abre las puertas a lo desconocido en nosotros mismos, estableciendo un diálogo permanente.
