Las clases particulares son una parte fundamental para el buen rendimiento académico del alumno, y no hay razón para interrumpir su impartición siempre que se sigan unas normas y directrices que garanticen la seguridad tanto del profesor como del alumnado y de su familia, puesto que suele ser el alumnado el que recibe al profesor en su casa para realizar clases particulares a domicilio.
Empieza a dar clases particulares
El primer factor a tener en cuenta debería ser la reducción en la medida de lo posible de la exposición a riesgos, es decir, eliminarlos de raíz si fuera posible. En línea con esto, el profesor o profesora debe evitar utilizar materiales en la medida de lo posible, ya sean cuadernos, bolígrafos, lapiceros, libros etc.
Hay que tratar siempre de trabajar con apuntes que posea el alumno, o hacérselos llegar a través de internet antes de realizar la clase para que sea él o ella la que los imprima, o trabajar directamente con ellos a través del ordenador o la tablet.
Por supuesto, siempre con mascarilla, homologada, no quirúrgica a ser posible. También debe intentarse mantener la distancia de seguridad, aunque es algo complicado. Recomiendo trabajar en una mesa en la que alumnado y profesor se encuentren sentados el uno el frente del otro, en lugar de la típica disposición en que el profesor se sienta al lado del alumno.
Mientras se trabaja, el profesor debe estar atento, y tocar lo mínimo posible los materiales que sean del alumno, o con los que vaya a mantener contacto, así como cualquier contacto con utensilios o mobiliario de la casa del alumno.
Es una situación complicada y extraña, pero es necesario prestar atención, estar atentos y poner esfuerzo en acostumbrarse a esta nueva realidad. Si hacemos un pequeño esfuerzo podemos seguir haciendo nuestro trabajo, y permitir que los alumnos sigan aprendiendo. En caso de no poder realizar la clase presencial, hay una alternativa viable: las clases particulares online.
