Una página en blanco puede resultar intimidante para algunas personas. Sin embargo, una vez que se ha definido el tema, este se podrá desarrollar fácilmente con el conocimiento de las técnicas de escritura. A continuación, como profesora de español, se expondrán algunos consejos para redactar de forma correcta.
1. Definición del tema
Tener claridad en lo que se quiere expresar a veces es complicado. Por ello, se recomienda organizar el pensamiento, definir la profundidad y la extensión del escrito. Cuando se haya determinado el tema y cuánto abarcará, la mitad del camino ya se ha recorrido.
La idea esencial debe ser un faro. Si por sus complejidades hay un desvío, se estará cometiendo un error. Más allá de los ejemplos, comentarios o explicaciones, siempre se deberá estar alerta de que esas formas de expresión son ideas secundarias que aportan contenido a la idea central.
2. Adecuación al contexto
El texto sebe ser adecuado a la situación comunicativa. No basta con saber sobre lo que se escribe, también es necesario adecuarlo al público meta. Es decir, conocer el nivel sociocultural de los lectores, el nivel de confianza que se tiene con ellos y el estilo según el tipo de texto.
El primer aspecto puede explicarse a través del vocabulario y las formas de tratamiento que se emplearán. Por ejemplo, no es lo mismo escribir para un público joven que para el adulto mayor, o para una persona de pocos estudios a otra universitaria.
En cuanto al nivel de confianza, se debe identificar la cercanía con el receptor. Si nos sentimos incluidos en su grupo social se podrán emplear términos de complicidad. Si, por el contrario, existe una relación de jerarquía, se utilizarán términos que representen respeto y distancia social.
Por otro lado, cuidar la forma de estilo es básico. Deben conocerse las diferencias que se derivan de cada uno de ellos. No es lo mismo escribir un texto científico, uno jurídico o uno periodístico. Igual ocurre entre una carta de solicitud y un mensaje a un amigo.
Por último, si el público es general, se emplearán términos estándares para que sean comprensibles por todos.
3. Cohesión
La cohesión del texto puede valorarse por medio de los mecanismos léxicos, gramaticales y sintácticos que mantienen la unidad entre forma y significado. Con ellos se identifican los participantes en el proceso de comunicación: personas, espacio, tiempo, contexto sociocultural.
Entre los mecanismos de cohesión que facilitan una correcta escritura está el evitar la repetición de palabras.
Para ello se recomiendan el uso de pronombres u otros términos con significado similar. Al escribir Miguel y su hermana llegaron a casa. Allí los esperaban sus padres, el adverbio de lugar allí hace referencia a casa y el pronombre los a Miguel y a su hermana.
Si estos elementos gramaticales no se emplearan para evitar la sustitución, el texto quedaría: Miguel y su hermana llegaron a casa. En la casa esperaban los padres a Miguel y a su hermana. Este último ejemplo es incorrecto, ya que el idioma español cuenta con estructuras para evitar repeticiones innecesarias de ideas y palabras.
Para mantener una cohesión léxica adecuada es recomendable el uso de sinónimos, hiperónimos, otras palabras que se asocien al contexto o simplemente la omisión.
En: La piña y la guayaba tienen abundante vitamina C. Consumirlas a diario es recomendable. Estas frutas resultan deliciosas en diferentes formas de elaboración. Al decir consumirlas (pronombre enclítico la) se está haciendo referencia a piña y guayaba, al igual que con el hiperónimo frutas tropicales.
De este modo se han empleado dos recursos para evitar la repetición.
4. Orden de los elementos sintácticos
Más allá de las posibilidades combinatorias que ofrece el hecho de que la lengua española tenga un orden libre de construcción sintáctica, para una mejor comprensión se aconseja que se respete la estructura Sujeto + verbo + complemento directo + complemento indirecto + complementos circunstanciales.
Si se desea enfatizar en algo específico, entonces la estructura que corresponde a esa idea debe escribirse primero.
Por ejemplo: El padre acompañó al niño hasta el colegio temprano en la mañana, la atención recae en la persona que ejecutó la acción, que es el padre y no la madre o abuelos, como pudiera suceder. Si se escribe Temprano en la mañana el padre acompañó al niño hasta el colegio, lo que se resalta es el momento del día.
Para finalizar este aspecto, debe tenerse en cuenta no escribir el verbo al final de la oración. Aunque el mensaje se decodificará igualmente, es de mejor gusto colocarlo al inicio o intermedio de la frase. Si se le quiere dar un valor especial a la acción, ubicarlo al inicio será lo ideal. En caso contrario, delante de los complementos.
5. Evitar la cacofonía
La cacofonía es la repetición de sonidos iguales o parecidos. No se recomienda fundamentalmente en la prosa.
Cuando en un párrafo hay dos palabras con terminaciones similares, se aconseja alejarlas o sustituir una de ellas por un sinónimo que no tenga igual sonido.
Por ejemplo: La piña y la guayaba tienen abundante vitamina C. Consumirlas a diario es recomendable. Estas frutas tropicales resultan deliciosas en diferentes formas de elaboración.
En este caso existe semejanza entre las terminaciones -able y -ales de recomendable y tropicales. Un modo de evitarlas es omitiendo la palabra tropicales, ya que el contexto no se ve afectado.
6. Cuidar la ortografía
Siempre se debe recordar que la lengua es forma y significado. Si hay errores ortográficos en lo escrito, una estructura y contenido impecables se ensombrecerán de tal modo que los otros valores del texto serán opacados. Ante la duda, es recomendable consultar el diccionario para evitar el error.
Para finalizar, una última recomendación es dejar descansar el texto y volver a leerlo cuando hayan pasado unas horas. Las revisiones permitirán ver con mayor objetividad lo escrito y corregir antes de hacer la entrega.
Espero que estos consejos sean útiles tanto si eres estudiante de español como lengua extranjera o materna, ya que en ellos se aplican las normas generales del idioma.