TRUCOS PARA EL TEMIDO BLOQUEO DEL ESCRITOR

El mayor miedo a la hora de escribir es no tener nada que contar. A veces pasa, el querer ser perfecto o una mala etapa pueden hacer que el bloqueo nos impida escribir. Para ello lo mejor es recurrir al juego. El juego divierte, relaja, le quita solemnidad y peso al asunto y de él salen desde ideas para futuros cuentos a nuevas formas de expresarse.

Os propongo unos cuantos disparadores creativos, resortes para romper la barrera del bloqueo:

  1. Versionar cuentos a nuestra manera. Practicar la reescritura de un cuento que nos haya gustado especialmente o de un cuento de la infancia.
  2. Microrrelatos temáticos con extensión máxima de 140 caracteres o 9 a 50 palabras.
  3. Instrucciones creativas y diferentes del funcionamiento de un juguete o aparato.
  4. Mirar los objetos cotidianos con ojos nuevos y darles otros usos (a la manera del grupo de Teatro Tricicle que saca el máximo partido a cualquier objeto).
  5. Desarrollar un sueño que hayamos tenido y que recordemos bien y continuarlo Llevar un diario de sueños, anotar imágenes, sensaciones que se hayan quedado grabadas y luego utilizarlas en nuestros escritos.
  6. Llevar siempre con nosotros una libreta y un boli. La creatividad no sabe de horarios ni momentos adecuados. Una buena idea, que será la semilla de un cuento, relato, novela o poema puede aparecer en medio de una reunión, en el autobús. Si no la apuntamos es posible que se “evapore”.
  7. Elegir una imagen, fotografía o cuadro y escribir el relato que nos inspire.
  8. Utilizar el binomio fantástico de Rodari. Juntar dos palabras que nada tengan que ver y de ahí sacar una historia. Si no se nos ocurren palabras podemos jugar con el diccionario y abrir al azar dos veces para elegir esas dos palabras que servirán de detonante.
  9. Practicar escritura automática (lo hacían los surrealistas): escribir durante diez o quince minutos sin parar, sin pensar, de forma espontánea, libremente. De esos textos surgirás las semillas de futuros cuentos y/o novelas. Al escribir así, evitamos el bloqueo producto de querer hacerlo perfecto o de buscar tema o de no saber cómo contar la idea que se nos ha ocurrido. Aunque el resultado final nos parezca extraño de esos textos saldrán buenos cuentos.

Juegos en grupo

El movimiento surrealista inventó una técnica de expresión literaria que denominó “el cadáver exquisito". Consiste en una creación colectiva que se va continuando sin que los autores conozcan la obra del autor anterior. Los surrealistas escribían en un papel, lo doblaban (de manera que quedase oculto lo escrito) para que el siguiente autor continuara la obra. Al final se desplegaba el papel para conocer el resultado. Hay una variante en la que sí se puede conocer el texto anterior de cada persona para continuarlo.

Los Me acuerdo de George Perec (un escritor muy original). Le gustaba mucho jugar al escribir (como a su compañero Raymond Queneau) y elaboraba largas listas de Me acuerdos de los que luego sacaba ideas cuando no se le ocurría nada.

CONSEJOS

  • Ignorar este tipo de frases que una parte de nuestra mente nos dirá:
  • Otros lo harían mejor
  • No vale nada. Resultará aburrido
  • Es absurdo
  • Es peor que lo de los demás
  • No sirve
  • No tengo nada que decir
  • No podré
  • A quién puede interesar
  • Rescatar la espontaneidad del niño. Jugar con las palabras.

Provocar las ideas observando lo que ocurre a nuestro alrededor, estemos donde estemos, será una manera de que se produzca la chispa de la inspiración.

Muy importante: cuando escribimos mejor dejar al corrector interior a un lado. El corrector reprime y bloquea el proceso creativo. Después, cuando ya tengamos el texto terminado, el borrador, dejamos que entre el corrector para que se ocupe de la gramática, la ortografía, el estilo, la corrección y reescritura que dejarán nuestra historia perfecta.

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