Diferencia entre psicología del desarrollo y psicología social

A menudo, en los medios de comunicación, se habla de temas sociales, que son de interés porque afectan a una gran parte de ciudadanos. Últimamente, se habla mucho sobre redes sociales y su influencia, positiva o negativa, en las mentes de niños y jóvenes. Surgen debates sobre cuándo deberían los niños comenzar a usar las redes sociales, la tecnología y la inteligencia artificial de manera completamente autónoma.

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Esto es un ejemplo de cómo la psicología del desarrollo y la psicología social pueden ir de la mano en la tarea de explicar las relaciones sociales que se dan en el mundo. Aquí queremos saber las diferencias entre las dos disciplinas; más que nada, son importantes los aspectos diferentes, pero complementarios en los que se centran.

¿Qué es la psicología del desarrollo?

Es la disciplina que estudia cómo evoluciona la mente de una persona desde que nace hasta que muere. Da especial importancia a:

  • Características de la personalidad
  • Su permanencia o desaparición con el tiempo
  • Su adaptación o no adaptación al entorno

La psicología del desarrollo es muy importante porque, por ejemplo, la división del sistema educativo en etapas (Primaria, Secundaria, Bachillerato…) se basa en los estudios científicos de autores como Piaget, Vygotsky o Ausubel, grandes investigadores de los procesos de aprendizaje y su relación con el entorno social en el que se producen.
UN EJEMPLO EN EL QUE LA PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO Y LA PSICOLOGÍA SOCIAL SON COMPLEMENTARIAS.

En 1950, el psicólogo y filósofo Theodor Adorno presentó su Teoría de la Personalidad Autoritaria. Según esta teoría, el desarrollo del autoritarismo comienza en la infancia, pero se extiende durante la juventud para, finalmente, afianzarse en la época adulta. Esto es psicología del desarrollo. El niño, o la niña, desde pequeños, muestran una tendencia, una serie de rasgos psicológicos, que harán más fácil la aparición de unos patrones de conducta u otros.

Además, y aquí entra en juego la psicología social, esos niños imitan los estereotipos que ven a su alrededor. Aprenden las conductas que el entorno les refuerza como positivas, y las influyen en su personalidad.

La influencia entre las personas y la sociedad es mutua. Los niños crecen y se desarrollan en un ambiente. Cuando crecen, añaden a ese ambiente su propio estilo, que puede ser igual o diferente al que ya había.
Las personas autoritarias suelen guiarse por esquemas de pensamiento inflexible. A menudo, copian esos esquemas de su educación más temprana.

Es curioso: los jóvenes “difíciles”, que muy frecuentemente ven la realidad en blanco o negro sin apreciar matices, son rígidos consigo mismos y suelen hacer caso de personas igualmente rígidas. Estas personas pueden ser sus padres y, cuando sean adultos, buscarán a otras figuras de autoridad a las que seguir sin cuestionarlas.

Suelen ser intransigentes con quienes se salen de la norma, y no aceptan la debilidad. Si se lleva esto a terrenos como la política, lo que la psicología del desarrollo ha definido como personalidad autoritaria se convierte, según la psicología social, en el autoritarismo de grandes grupos sociales.

Tenemos que estar preparados, ya que el sistema educativo no está siendo capaz de evitar, a pesar de los esfuerzos, que haya cada vez más jóvenes autoritarios en Secundaria y Bachillerato. Y eso va en contra de la inclusión, que desde la psicología social se ve como lo más deseable si lo que se quiere es un mundo de convivencia pacífica.

Si eres profesor, o profesora, te darás cuenta de que hay alumnos que buscan controlar a los demás. Son alumnos que van a discutir todo, porque en sus esquemas de pensamiento está incluida la superioridad moral. ¿Cómo actúas con estos alumnos?

Me gustaría que pensáramos en un concepto muy interesante, el de la autoridad positiva. Tener autoridad, pero sin ser autoritario. Ganarse el respeto, pero sin imponernos a los demás. Las personas autoritarias necesitan que se les acepte, igual que todos. Siempre hay un límite en las conductas que nos puede llevar a ser rechazados.

Otro concepto: llegar a un acuerdo, a un promedio, entre lo que hemos aprendido desde pequeños y lo que la sociedad espera de nosotros.

Si te ha gustado lo que he escrito hasta ahora, podría complementarlo con alguna reflexión. Por ejemplo, en un próximo artículo podría hablar sobre cómo detrás de los jóvenes “difíciles” o “de mentalidad cerrada” puede haber personas con experiencias complicadas durante su infancia o adolescencia.

Si te ha gustado este artículo, habrá más.

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