Llevo tiempo queriendo escribir algo. Y creo que hoy es el día.
Intento reflexionar sobre cómo está estructurado el sistema educativo español, sobre los contenidos, y sobre la metodología.
Parece que el gran debate de los nuevos "expertos" (padres) vs los profesores, está centrado en el cómo se enseñan los contenidos. Que si la sociedad ha cambiado, y se siguen manteniendo patrones de enseñanza de hace 40 años, argumentan unos, mientras los otros hablan de que el cambio en la forma de educar en casa hace que los niños no tengan interés ni motivación por aprender.
Me encanta. Me encanta escucharos a ambas partes. Disfruto del debate. Pero se os olvida que, entre tanto reproche y tanto " la culpa es tuya", os lleváis por delante a las verdaderas víctimas: vuestros hijos, vuestros alumnos.
Pero bueno, ese debate lo dejo para otro día. Me cansa tanto hablar de metodología.
¿Por qué no hablamos de contenidos?
Soy licenciado en Físicas, sí, de Ciencias Ciencias. Y a mis 44 años, cuando me preguntas si Garcilaso de la Vega fue pintor o escritor, tengo que pararme a pensarlo. Para muchos seré un inculto. Lo siento, soy un inculto. Si me preguntas por la fecha de la Revolución Industrial te respondo que no tengo claro ni el Siglo en el que sucedió, o si me pides que te diga qué tiempo abarca la Edad Media....sí, para otros (o incluso para los mismos que antes) soy un inculto.
Pero soy un inculto que puede manejarse con cierta soltura por la vida. Vamos, que no saber esos datos, no me ha impedido desarrollarme en esta sociedad "en vias de desarrollo".
Sin embargo, no saber qué era un préstamo bancario, no saber qué alimentos son más o menos saludables, no saber interpretar una nómina o, siquiera, arreglar un grifo, sí que han supuesto, en diferentes momentos de mi vida, un problema. No os digo nada acerca de no tener ni idea el sistema electoral de nuestro pais (que aún no entiendo bien).
Muchos justifican los contenidos que se enseñan en colegio e institutos como un "mínimo de cultura". Veamos: saber calcular la pendiente de una recta es un mínimo de cultura para alguien que no se va a acercar a las matemáticas en su vida?; ¿Analizar sintáctica y morfológicamente una texto me ha servido de algo?; ¿Conocer la fecha del descubrimiento de América me ha permitido encontrar trabajo?.
Tengo claro que los niños deben ir descubriendo aquello que les llama la atención, aquello en lo que se sienten bien, aquello que les permite desarrollarse sobretodo emocionalmente. Cuando uno hace lo que le gusta, uno es feliz. ¿Y cuántos acaban haciendo o dedicándose a aquello que les gusta de verdad?¿Cuántos descubren su vocación a lo largo de la vida?
Dar esos "contenidos de mínimos culturales" sólo lleva a chavales de 18 años que no tienen ni idea de qué estudiar o hacer con su vida cuando salen del instituto. Esos contenidos llevan a chicos y chicas de 13 años que se mueren del asco en una clase de instituto, porque no les interesa.¿ Esos mínimos son los responsables del fracaso escolar?
Si un chico de 16-18 años deja de estudiar, porque no le interesa, no va a tener ni esos mínimos que tanto defienden algunos y, lo peor de todo, no va a saber desenvolverse en su vida. No va a saber comportarse en una entrevista de trabajo, porque nadie le expuso a hablar delnate de otro. No va a saber si, en su primer trabajo, en sus primeras nóminas cobra más porque le retienen menos irpf. No va a saber qué es el iva. Va a ser, un trozo de carne con ojos que va a aprender a base de decepciones y engaños. ¿Os imagináis a ese chaval yendo, con su primer sueldo, a pedir financiación para un coche? Supongo que con su madre o padre al lado.
Y me pregunto: por qué no esos mínimos "culturales" que tanto se defienden pasan a ser "mínimos vitales"? Unos mínimos que permitan a los jóvenes saber desenvolverse en las situaciones cotidianas de la vida, que les permitan saber qué efecto tiene el deporte en su salud, o la alimentación, que les permitan tener herramientas y conocimientos para elegir con algo de criterio.
Y, mientras, dejar que, el que se siente bien bailando, potencie y desarrolle esa capacidad de bailar. El que se quede embobado viendo el cielo por la noche, se empape de la astronomía. O el que quiera ser médico, o bombero, se prepare para, cuando llegue el momento, ser el mejor posible.
Sé que esto supone cambiar el paradigma educativo, el marco formativo que hay vigente. Sé que hablo de una utopía.
Pero no os preocupéis: que mientras os tiráis los trastos unos a otros, de quién es el culpable de la situación, los que más pierden serán los pequeños.
