Antes de profundizar en la ofimática, me gustaría hacer referencia a la fábula del carpintero y el reino, para que, posteriormente, se comprenda mejor lo que voy a explicar.
Había un carpintero en un reino que era muy estimado por el rey. Conocía todos los tipos de madera. Conocía todas las herramientas que debe usar un carpintero. Pronunciaba excelentes discursos en los que era capaz de hacer que el oficio de la carpintería, fuese deseado por todos los jóvenes del reino.
Pero un buen día, un mueble que el rey apreciaba muchísimo, se estropeó.
El rey no estaba dispuesto a que fuese cualquier carpintero el que se encargara de arreglarlo. Llamó a su carpintero y le ordenó que hiciese lo necesario para que el mueble quedase como nuevo.
El carpintero fue incapaz de acatar la orden del rey. No sabía cómo tenía que aplicar todos sus conocimientos, porque nunca los había tenido que aplicar.
Moraleja
Nunca te conformes sólo con conocer; preocúpate por saber, entender y experimentar.
¿Qué va antes? ¿La teoría o la práctica? ¿El huevo o la gallina?
Se puede empezar a aprender con la teoría; pero es condición indispensable ponerla en práctica para saber, entender y experimentar.
Se puede empezar a aprender con la práctica; pero toda práctica lleva implícita la teoría. Cuando practicamos, aplicamos sapiencia, entendimiento y experimentación.
Actualmente, vivimos en tiempos de prisas, todo tiene que ser rápido.
Lo importante no es correr, porque para correr primero hay que andar. A correr se llega con la práctica de andar; a andar se llega con la práctica de gatear.
Todo aprendizaje tiene sus particularidades, pero hay algo en común en todos los aprendizajes: la necesidad de aprender y las ganas de enseñar.
¿Qué necesidad hay de aprender ofimática?
La ofimática es como el inglés; sobre todo en lo referente a Excel. En los currículos suelen aparecer del siguiente modo:
- Inglés: lo conozco, me manejo, no hay problema, solo hablado, nivel alto,...
- Excel: sé de tablas dinámicas, sé formular, nivel principiante, nivel intermedio,...
Pero, ¿qué ocurre cuando hay que demostrar que realmente se conocen en teoría y en práctica esos complementos de cualquier profesión o actividad?
¡Ay amigo! ¡Ay amiga! Ahí surge el problema.
Hoy en día, con el inglés implantado como asignatura académica, se ha minimizado el problema teórico, aunque no en la misma medida se ha minimizado el problema práctico.
Pero con la ofimática y en especial con Excel, el problema es tanto teórico como práctico.
Las empresas empiezan a exigir ahora que se tengan conocimientos amplios de Excel. Pero, ¿y la práctica? ¿Se da por implícita?
La información que se maneja en las empresas es enorme.
Las bases de datos contienen muchísima información. Millones de registros. Sin el manejo adecuado de esa ingente cantidad de datos los informes no se concretizan y las decisiones no se toman a tiempo.
Pero, realmente, ¿qué es la ofimática?
La ofimática viene a suplir todo aquello que no hacen las aplicaciones informáticas instaladas en cualquier negocio, ya sea empresarial o profesional.
Hay aplicaciones informáticas, de contabilidad, de controles de producción, de gestiones comerciales, de gestiones de compras...
La gran mayoría de esas aplicaciones llevan incorporados sucedáneos que intentan suplir sus deficiencias ofimáticas.
Y ya saben aquello de 'zapatero a tus zapatos'. En modo alguno, esos sucedáneos permiten el nivel de control y creatividad que nos posibilitan las aplicaciones ofimáticas.
La ofimática abarca desde la generación de informes hasta la confección de índices de control y cuadros de mando.
Por muy pequeño que sea un negocio, no se debe pensar que no se necesita la ofimática, que eso solo es cosa de las grandes empresas.
Medir las operaciones que hacen que sea rentable o no, manejar los correos electrónicos, confeccionar presentaciones, hablar en público, calcular de forma personalizada y según sus necesidades las variables que necesita para la toma de decisiones,...
Todo eso es necesario en cualquier negocio empresarial o profesional.
La ofimática permite hacer todo eso y, además, añadiendo un plus de creatividad: tu creatividad.
La ofimática permite que todo eso tenga un nombre y unos apellidos: los tuyos.
