Cuando aprendemos un idioma debemos buscar qué es lo que funciona para nosotros y nuestro estilo de vida, ya que todos tenemos diferentes ritmos de vida y debemos adaptarnos a nuestras circunstancias personales y/o laborales. En mi caso particular, como profesora de idiomas, he ido aprendiendo tanto inglés como francés, con diferentes sistemas y adquiriendo ciertos hábitos que me han resultado más fáciles y prácticos.
Aquí os dejo algunas ideas que podéis incorporar a vuestra rutina. Obviamente, podéis ajustarlas y tomar pequeñas acciones para que sean más llevaderas. A menudo, el problema no es el idioma en sí, sino como nos organizamos y el sistema que utilizamos. Por ello, la solución radica en cambiar el sistema, y si una forma no funciona, prueba otra, hasta que encuentres aquello que te sea más cómodo.
- Crea un hábito
Para aprender un idioma o, en realidad, cualquier habilidad, necesitamos hacer de forma frecuente esa acción. Prueba a incorporar en tu rutina 5 o 10 minutos de estudio, e ir aumentando poco a poco la frecuencia, ¡verás qué efecto tiene eso en tu día a día! Quizás crees que 5 minutos al día es poco, pero imagínate que con solo esos minutos al año habrás hecho entre 30 y 60 horas anuales.
A veces, pensamos que es mejor ir al gimnasio una vez a la semana durante dos horas, llegándote a agotar y no hablemos de las agujetas… ¿Volverías? Seguramente no. Lo mismo pasa con cualquier hábito, el cerebro necesita rutina y empezar poco a poco, dos días a la semana por ejemplo es una buena forma de introducir esa rutina. El libro “Atomic Habits” de James Clear habla muy bien de ello, y personalmente me ha ayudado un montón.
- Busca una motivación
Pregúntate, ¿qué te gusta de ese idioma? Puede ser que tengas un amigo extranjero y te motive el hecho de visitarle en su país natal y hablar con su familia. O tal vez quieres encontrar mejores oportunidades de trabajo. Imagina que tu artista favorito es británico, ¿no te gustaría poder ver entrevistas en inglés y escuchar su voz real? Muchas veces la motivación aumenta cuando ya hemos empezado adquirir más conocimiento, así que no desesperes si no la encuentras todavía, siempre habrá algo que te llame la atención.
- Aprende de forma real
Incorpora el idioma a tu vida cotidiana. Prueba a escuchar pódcast, canciones, la radio, videos e incluso haz la lista de la compra en inglés. ¿Tienes que tender la ropa?, ¿por qué no comentar las acciones que haces en inglés? Has terminado el día agotado… ¿Por qué no escribir sobre cómo te sientes? ¿Tienes que cocinar para tus amigos? Prueba a buscar esa receta que tanto te gusta y seguirla, puede costar al principio, pero cada vez se te hará más fácil, ¡ya verás!
- Ten un diario
Personalmente, lo que mejor me ha funcionado para aprender francés ha sido escribir. Una libreta y un bolígrafo pueden hacer magia. Planea dos o tres días a la semana para escribir un poco. Pueden ser textos cortos, desde como te sientes ese día hasta el resumen de tu película favorita. No ha de ser perfecto, la cuestión es hacerlo e incorporarlo a tu rutina. Ejemplo: eres aficionado/a la MotoGP y no te pierdes una carrera… Pues haz un resumen, habla del ganador, de tu piloto favorito…
- Habla solo/a
Sí, sí, ¡Cómo lo lees! Desde hablar de tu rutina diaria, hasta hablar de tu último viaje. Las posibilidades son infinitas, aprovecha; por ejemplo, para escribir sobre esa persona que te inspira y después explicarlo como si se lo contaras a un amigo. Te dará no solo más confianza, sino también una ligera sensación de control, ya que irás dominando el tema poco a poco. Te recomiendo que lo hagas frente al espejo para que te fijes en el lenguaje no verbal, parte importante de la comunicación.
Estas son algunas ideas que puedes incorporar en tu día a día, ¿qué recomendaciones añadirías a esta lista? Prueba a ver qué se adapta mejor a ti y hazlo fácil.
Espero que este post te sirva de ayuda y no dudes en contactarme si tienes alguna duda. Estaré encantada en darte clases de inglés también, prueba la primera clase gratuita sin compromiso. ¡Muchas gracias por leerme!
