En marzo de 2020 en niño llegó al colegio como siempre a las 8:30 am, se sentó en un banco del patio y sacó de su bolso unas galletas ofreciendo a los amigos quienes dan pequeños mordiscos compartiendo así no solo las galletas sino también el agua que trae en su cooler, guarda el resto de las galletas para la hora del receso y luego hacen un juego, se tocan, se enredan y caen algunas veces, levantándose del suelo y ensuciando sus manos y rodillas, hasta que la campana llama a entrar a las aulas.
En clases, el niño se levanta varias veces de su asiento, pide material prestado, saca puntas con la mano, presta sus colores, muerde la goma del lápiz, se toca sus ojos, la boca y nariz, recoge cosas que se le han caído al suelo y de esta manera va pasando la mañana, al salir al receso, sigue comiendo las galletas que ya estaban mordidas guardadas en su bolso y sigue corriendo y jugando con sus amigos. La maestra les pide lavarse las manos antes de entrar a clases, cosa que hacen de una manera rápida y superficial….
Esto que acabo de narrar es una experiencia sin nada de particular. Era una situación perfectamente normal antes de surgir la pandemia del COVID19.
Unos días después se decreta una cuarentena, todos los niños y niñas se quedan en casa desde marzo hasta agosto, reciben clases online, no salen de sus casas y ahora se indica el regreso presencial a las aulas con una “nueva normalidad”
¿En qué consiste esta normalidad para los niños?
Ya este niño no podrá compartir su merienda con otros niños, mucho menos su agua. Todo lo que trae de su casa debe estarlo limpiando con gel hidroalcoholico. Tampoco podrá jugar nada que implique contacto con sus compañeros y mucho menos mostrar su cara y su simpática sonrisa que quedará oculta por un tapabocas, no se permite intercambiar material, ni prestar y mucho menos morder las gomas de los lápices.
Las maestras no podrán dar esos abrazos afectivos o esos besos reconfortantes, la escuela se ha preparado para ese cambio, pero ¿están preparados nuestros niños realmente para aceptar los mismos?
Como madres y padres debemos preparar a nuestros niños a esta nueva normalidad, explicar cada una de las situaciones por las que probablemente pasarán y cómo deben actuar ante ellas, hay que demostrarles que no correrán riesgos y que en su escuela se están tomando medidas para lograr que todos estén seguros, pero si hay algo que los haga sentirse mal, deben comunicarlo para tratar de conversarlo y solucionarlo cuanto antes.
Los maestros y maestras también debemos estar preparados pues se presentarán situaciones de mucha tensión tratando de imponer estas nuevas normas, después de todo son niños y llevan implícita la necesidad de la libertad, del actuar e interaccionar con otros, tampoco podemos tenerlos en burbujas aisladas y bajo las condiciones planteadas hay que procurar en ellos la mayor libertad posible.
Hablar a los estudiantes sobre lo que ocurrió, permitirles expresarse a través de palabras, cuentos, dibujos de acuerdo a la edad de cada uno, que expresen cómo se han sentido durante la cuarentena, cómo se sienten con ese regreso, anímelos a hablar sobre lo que les preocupa y permítales hacer preguntas, respondiéndolas siempre dejando ver que estarán seguros y que cuentan con un personal que desea que todo marche de la mejor manera. Muéstrese siempre calmado y alegre de verlos nuevamente en las aulas, eso les dará mayor seguridad y confianza.
El personal directivo de las escuelas debe hacer reuniones constantes con su personal para poder reajustar las normativas y permitir el desahogo de aquellos problemas que puedan surgir, no solo en las aulas sino también en el personal de cocina, de limpieza, administrativo, público y comunidad educativa en general.
Auguro un feliz regreso a las aulas y si actuamos todos con responsabilidad y criterio de protección, venceremos juntos el COVID y las secuelas emocionales que el mismo ha ocasionado.
