La responsabilidad de reaprender a leer juntos.

La importancia de la literatura en la educación es obvia, aunque no siempre es fácil transmitírsela a los más pequeños. Todos, llegada una edad, tienen la habilidad de la lectura, pero es importante enseñar que el tono y la interpretación de lo que leemos es fundamental para que la lectura nos transmita aquello que pretende expresar. Como adultos nos es fácil de comprender, pero ¿Cómo conseguir que un concepto tan profundo sea sencillo de asimilar para un niño?

Lo más fácil es conocido por todos, practicar con el ejemplo. Leer con ellos los cuentos o historias, narrando con diferentes voces o llegando a interpretar a los personajes de modo que asimilen mejor el contenido, crea en ellos el hábito de leer con la habilidad de escuchar en su cabeza el tono de cada escena, fomentando así el interés presente y futuro.

En mi experiencia, al preparar material didáctico para mis alumnos, he visto notables beneficios en adaptar el material a los intereses personales de cada niño. Contarles una historia con la que se sientan identificados y que tenga contenido que les resulte emocionante, ayuda mucho a mejorar la comprensión lectora y tiene múltiples beneficios para el aprendizaje, dando como resultado que ellos mismos demanden el material de lectura.

Tenemos una cultura riquísima en literatura, valorarla nos enriquece mental y emocionalmente, nos aporta perspectivas que de otro modo no nos plantearíamos y abre nuestras conciencias. Hacer a los niños consumidores de buena literatura, adecuada para cada momento de su desarrollo, es una responsabilidad de todos los que tomemos parte en su formación.

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