Algunas orientaciones para el buen funcionamiento de las clases online

En estos últimos tiempos se ha producido un aumento de la oferta y demanda de clases online, dado el beneficio que aportan las clases tanto para los alumnos, como para la comodidad de los padres. En muchas ocasiones se muestra una publicidad que, sin ser engañosa, no tiene en cuenta todas las circunstancias que rodean una sesión de estas características. Normalmente se habla de la comodidad, de conseguir ingresos extra sin moverse de casa; pero los que llevamos años dedicándonos a la enseñanza sabemos que la clase es mucho más que estar una hora explicando una materia o haciendo ejercicios.

A las tradicionales dificultades de impartir una clase se añaden otras derivadas de las nuevas circunstancias. Efectivamente, los anuncios nos dicen que podemos ganar dinero sin movernos de casa y con conexión a Internet, pero no nos mencionan que en cualquier momento puede fallar la conexión, la electricidad, que una actualización traicionera se instale en el momento más inoportuno o que se estropee el ordenador. Todo ello multiplicado por dos, ya que le puede pasar tanto al alumno como al docente.

Luego nos encontramos el problema del uso de las herramientas digitales; el profesor puede estar utilizando un soporte, como un determinado tipo de pizarra digital, que el alumno desconoce; y a la inversa también se puede dar. O también que el propio uso de la aplicación (Zoom, Skype, etc.) no es dominado por alguna de las dos partes. Todo ello es posible, pero en consecuencia, se deben cumplir con una serie de requisitos técnicos para poder dar clases online.

Finalmente estaría el inconveniente de la distancia. En las clases de apoyo de toda la vida se acude a una academia, al domicilio del profesor, o al del alumno y generalmente todo ello ocurre en la misma ciudad. Ahora nos encontramos con un nuevo escenario, en el que ambas partes pueden hallarse a cientos o miles de kilómetros de distancia, o incluso en distintos continentes.

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¿Cómo nos enfrentamos a estos nuevos retos?

Basándome en la experiencia de estos años fui desarrollando un pequeño protocolo de actuación para agilizar el funcionamiento de las clases y de su logística. Algo que, naturalmente, está en continua evolución.

En primer lugar la comunicación tiene que ser total. Aparte de tener el ordenador hay que contar con un teléfono a mano para estar en contacto directo tanto con el alumno como con su familia, en caso de que este sea menor. Si en algún momento falla la conexión o se produce un retraso siempre se puede realizar una llamada para avisar del problema.

A continuación, hay que tener el equipo preparado con la aplicación lista desde un rato antes, el tiempo necesario para evitar que haya sustos como que el ordenador tarde en encenderse o actualizarse. Luego se envía un mensaje a través del chat (Zoom o Skype...) unos cinco o diez minutos antes de empezar la clase avisando de que ya se está disponible, para que se pueda empezar cuando se quiera, así el alumno puede ir explicando con calma las dudas que tiene o lo que quiere trabajar.

Permítaseme un inciso para hablar de la vestimenta. Está claro que cada uno en su casa se viste como quiera, pero hay que valorar que se trata de un trabajo en el que se está haciendo un servicio a otra persona. No digo que haya que vestir de etiqueta; se puede estar con ropa de casa, pero no recomendaría impartir la clase en pijama o en bata.

Dar clases particulares

Para el desarrollo de la clase hay que tener en cuenta que el tiempo no transcurre igual a través de la cámara que presencialmente. A la hora de trabajar un comentario, si estoy en una academia o atendiendo a domicilio, puedo estar callado veinte minutos viendo el trabajo del alumno; pero por Internet esto no puede ser, hay que buscar más interacción, estar pendiente del progreso, pedir cada poco tiempo lo que se está trabajando.

Por ejemplo, a la hora de analizar oraciones, segmentar palabras, buscar figuras literarias, voy pidiendo que me vayan enviando imágenes, bien en fotografía o escaneadas, lo que les resulte más cómodo, de lo que van trabajando. La corrección se puede realizar sobre la imagen o bien en una pizarra que se tenga a mano. Igualmente, si avisan con tiempo de lo que quieren trabajar, se pueden preparar presentaciones digitales.

Finalmente es necesario que tanto el alumnado como las familias sientan la cercanía y apoyo del profesor, es una de las razones por las que buscan clases de apoyo escolar online. Como se dijo antes, unos y otros pueden residir a cientos de kilómetros de distancia y no es lo mismo que saber que se vive en la misma ciudad. Por ello hay que darles facilidades para que puedan llamar cuando quieran con el fin de preguntar dudas, plantear preocupaciones, pedir actividades, o lo que necesiten. En definitiva, que la distancia física no suponga un obstáculo para la cercanía personal.

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