Aprender inglés ha sido una herramienta para crecer

Hoy he estado viendo un documental sobre Joseph Campbell que, para quien no lo conozca, fue un escritor y mitólogo estadounidense conocido por desarrollar su teoría "el viaje del héroe", un patrón descrito en su obra El héroe de las mil caras. Se llama "Finding Joe" y está en YouTube.
En el documental se aproximan a la teoría de Campbell desde diferentes puntos de vista. A pesar de que yo ya la conocía, lo que más me ha gustado y llamado la atención es el énfasis que hacen sobre la parte final del ciclo de las historias, relatos, novelas, películas, etc.
Recuerdo que en Impro I nuestro profesor, Rafa Villena, un día nos pidió hacer una elipsis después de haber llegado al "objetivo" que habíamos planteado para que viéramos con más claridad cómo era la normalidad B, y viendo este documental entendí por qué esta parte es tan importante.
Y es que las historias no se acaban si no se comparte lo aprendido, el elixir. Y no es algo opcional, es esencial, es tan parte de la historia como el inicio o el clímax. Hay un tempo en todo como conjunto. En el minuto 48 del vídeo uno de los expertos expresa:
"We grow the most through the things that stretch us the most" (literalmente: "Crecemos más a través de las cosas que nos estiran más", es decir, aquello que nos saca de nuestra zona de confort famosa)
Y de todas las cosas que se me podrían venir a la cabeza, de todas las experiencias que me han hecho salir de mi zona de confort (alguna que ha sido mucho más dura de sobrellevar que la que estoy a punto de compartir), de todas las herramientas que me han producido más incomodidad y a la vez más aprendizaje me ha venido a la cabeza aprender inglés.
Sí, ya sé que está muy manido el tema idiomas, que si sácate el B1, el B2, el B80620654. Sí, toda la razón. Pero es que yo no considero que un idioma sea una herramienta para ser más que nadie, para competir con, no. Para mí ha sido una herramienta para ser cada vez más "nadie", menos lo que era y más lo que soy, para ampliar miras, para desapegarme de una sola identidad, para compartir con los demás, y el doble.
Me explico. A mí no se me daban bien los idiomas. En primaria lo único que hacía era escuchar un radiocasette en clase y rellenar huecos. Aburrimiento total. En secundaria no había manera de que me llamara la atención eso del workbook, exercise 1, read the text and answer the questions...blah, blah, blah. Yo + aprendizaje mecánico = suspenso.
Era buena estudiante y me esforzaba, iba aprobando con 5 o 6. Hasta que una profesora, en 3.º el primer día de clase nos dijo: "Yo no os voy a enseñar inglés, yo os voy a ayudar a aprender inglés". Algo me hizo clic, y lo mejor es que no se quedó en palabras vacías, sino que lo cumplió. Y aprendí en un año todo el inglés que no había aprendido en toda mi vida escolar. Descubrí las canciones, las películas, la cultura, todo lo que sí me llegaba y me llenaba. Ahí empecé a enamorarme de otro paradigma, y el idilio continua hasta hoy.
Creo firmemente que aprender otros idiomas, viajar, abrirse a otras experiencias nos aporta la oportunidad de expandir nuestra identidad, de acoger nuevas formas de ser. Dejamos de expresarnos unicamente con un sistema de creencias y una energía subyacente a la lengua materna para dirigirnos hacia otras formas de pensar, otras prioridades, otras realidades. Ya lo dijo Carlomagno "Saber otro idioma es como poseer una segunda alma".
También te saca de la zona de confort el hecho de hablar con gente que no conoces, en lugares que te son extraños, entender y hacerte entender. Es toda una aventura hasta que llegas a compartir conversaciones, reflexiones, inquietudes, momentos únicos con personas de diferentes culturas desde el respeto y la comprensión. Parece que el mundo no es lo que pensamos, es algo más grande que ofrece diversidad porque ahí está la completitud.
De ahí lo de dirigirse hacia ser nadie, hacia desidentificarnos de una única opción, porque ser consciente de que hay muchas opciones nos abre la mente a indagar. Y quién sabe, quizás seamos todo y nada, blanco y negro, mar y montaña, azúcar y sal, y no lo sabemos.
Hay muchísimas herramientas para crecer, aprender inglés solo ha sido una de ellas para mí, pero creo que ha sido la más amable, la más emocionante, la más divertida para mi yo adolescente y veinteañero.
Hoy quería compartir ese elixir que me llevo después de recorrer un camino de altos y bajos, de motivaciones y desmotivaciones, de ganas y rechazos.
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