El buen comunicador: ¿Cómo interesar a la audiencia? (I)

¿Que por qué nos gustan tanto hablar? ¿Que por qué creemos que es tan importante lo que contamos a los demás? No lo sé pero es cierto. A la mayoría nos encanta contar nuestra opinión a los demás ¿Alguna vez habéis tenido la impresión de que cuando habláis la audiencia parece poco interesada incluso aburrida? Uno de los retos más importantes que debe afrontar un profesional es conseguir comunicarse con claridad en su día a día. Creo que la mayoría reconocemos a aquellos que exponen un tema de forma certera y precisa. Pensamos, -me ha contado pocas ideas pero tengo la sensación de que me ha dado las claves de ese tema, de que podría explicarlo de forma sencilla-. Esos buenos comunicadores consiguen que nos interese su tema e incluso que queramos profundizar en él. ¿Cómo lo hacen?

Conocen y practican el manejo equilibrado de las 11 técnicas de comunicación verbal. Hoy presentamos las dos primeras: Informar y Preguntar.

Informar es ofrecer datos reales, opiniones o aclaraciones a otra persona. Por ejemplo. Me llamo Pablo, soy profesor de español, vivo en Madrid, estoy casado, hago deporte, etc.

Cuando utilizo este comportamiento, estoy ocupando el 100% del tiempo de habla. Lo normal es que la audiencia de mi reunión o de mis compañeros de café me presta sus oídos unos instantes y decida si le interesa o no. Si perciben que la intención del hablante es hablar durante largo rato sin ninguna interacción con el grupo, es decir solo informan,los asistentes por economía cognitiva desconectan, miran el móvil, hablan entre ellos, envían un correo, salen, o me miran pero con gesto de sufrimiento. Las señales de que la audiencia está incómoda son múltiples. ¿Qué hacemos entonces? ¿Cómo conseguimos desbloquear a la audiencia, que cambie su gesto y deje de leer sus whasapp?

Exacto, utilizando el comportamiento Preguntar que es solicitar datos reales, opiniones o aclaraciones a otra persona. Cuando formulamos buenas preguntas al grupo, conseguimos despertar su interés y captamos su atención. Trasmitimos a los asistentes que su opinión es muy importante, les pedimos que reflexionen y aporten su visión sobre el tema. Más aún, al preguntar descargamos el peso de la atención que gravita sobre el presentador sobre el grupo y la sesión se llena de dinamismo. Eso sí, debe tratarse de una manejo equilibrado del comportamiento verbal de que se trate.

Mi recomendación es que siempre que sea posible, preguntemos al grupo. El conocimiento siempre reside en él. El papel del orador es dotarle de cohesión y coherencia para conseguir una comunicación eficaz elaborada entre todos.

Pablo Ortega Bofill 31 de julio de 2017

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