Hace unos días estaba en clase con una alumna y dije algo que cambió su manera de aproximarse a los ejercicios de técnica vocal y al canto instantáneamente. Estábamos haciendo un vocalizando, y al llegar a la zona del paso (zona en que tu voz debe transiciona), ella comenzaba a modificar de manera inconsciente el sonido de su voz. Empezaba a tensar la lengua, subir la laringe, y finalmente, el ejercicio dejaba de ser efectivo.

Entonces le dije: “tienes que dejar tu voz exactamente igual que cuando empiezas el ejercicio, aunque te parezca que vas a fracasar, la técnica es un acto de fe” . Casi instantáneamente el ejercicio empezó a sonar perfecto, y el progreso que ha hecho desde entonces ha sido notable.

Muchas veces para asegurarnos de que un ejercicio vocal es efectivo a la larga, tenemos que dar ese salto de fe. Es muy común asustarse de la técnica, especialmente cuando estamos acostumbrados a dar rodeos para (mas o menos) conseguir algo.

Una de las preguntas que recibo más a menudo en referencia a la técnica vocal es: ¿cómo se si estoy haciendo bien los ejercicios?, y una de las cosas más importantes que te indicarán si estás o no haciéndolo bien es si te ves obligado a modificar cosas en el proceso.

Cada ejercicio sirve una función muy específica. No uso los mismos ejercicios con todos mis alumnos porque todos tienen necesidades muy diversas. Utilizo una consonante, una vocal, una escala, y un registro etc. que favorezcan a lo que quiero conseguir de una voz en un momento determinado, y para que esto salga bien hay que tener FE prácticamente ciega en el ejercicio y dejar que la coordinación haga el trabajo por ti.

Si trabajamos sobre un “Ney Ney” para desbloquear la resonancia faringea pero insistes en bajar mucho la laringe y no dejar que tu voz suene “fea” o “nasal” no lograremos nuestro objetivo y no ayudaremos a que la voz progrese.

En definitiva, cada uno de los ejercicios de técnica vocal que hacemos en clase, está pensado para conseguir una cosa y tienes que permitir que esa cosa ocurra. La próxima vez que vocalices intenta mantener la constante del ejercicio y la sonoridad según vayas ascendiendo. Aunque la voz se rompa, suenes de manera extraña, o te resulte incómodo, confía en el ejercicio. A veces la técnica vocal es un acto de fe

Haydée Arizala