Como dice el dicho: " El que canta sus males espanta..."

Si me preguntaran por qué das clases de canto tendría más de una respuesta para dar.

En este universo insondable que nos propone descubrir los diferentes caminos por donde ir construyendo la búsqueda de la propia voz, podemos encontrar muchos afluentes de un mismo río. Pero hay que saber elegir cuáles de ellos son los que verdaderamente nos harán provechoso el recorrido y cuáles pueden, incluso, llevarnos por rumbos nada alentadores.

Desde que decidí dedicar mi vida al canto tuve muy presente que necesitaría una buena guía, algo así como la imagen de un faro que fuese indicando cuándo podría acercarme hacia una orilla incoveniente y cuándo debía continuar por la misma ruta ...sí, lo tuve claro porque los grandes cantantes siempre han hablado de sus maestros; a los buenos profesionales "se les nota" la buena escuela.

Con el paso de los años, el tiempo me ha confirmado que se puede cantar mientras se pueda estudiar. Y esto, afortunadamente, no tiene fecha de caducidad...También, con el paso de los años y las experiencias vivenciadas fui sintiendo la necesidad de compartir muchas de las cosas que me iban resultando últiles en este largo camino. Y a partir de un momento determinado, cuando percibí que tenía varias herramientas incorporadas y unos cuántos escenarios caminados, decidí volcar parte todo esto en quienes buscaran inadagar en su propia voz.

El intercambio entre maestro y alumno es francamente maravilloso. Se trata de una entrega total que debe surgir tanto en uno como en el otro. Es la única manera de llevar a cabo la tarea de dar y recibir, recibir y dar. La apertura de ambos, la confianza y las ganas de recorrer juntos un camino que en cada caso es especial y único, se nutre día a día y dará, sin lugar a dudas, los mejores resultados para el proceso enseñanza-aprendizaje.

Doy gracias a mis queridos alumnos por brindarme ese alimento imprescindible, sin el cual, tampoco podría cantar con la misma pasión. Doy gracias a mis maestros queridos por haber tendido su mano con tanto amor, dando todo lo mejor de ellos. Gracias, en fin, por hacer posible que la tarea de cantar, fuese tan necesaria como enseñar las cosas que sé y sobre todo, abrir lo más posible el camino hacia la mayor de las virtudes: la libertad!

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