El emirato andalusí de Creta: De Córdoba a Creta, y de Creta hasta las puertas de Constantinopla.

Para abrir el blog he dudado durante varios días en cual sería mi primera aportación a este proyecto. Y al final me he decidido por una historia que perfectamente podía haber sido llevada a la gran pantalla e incluso protagonizar una serie de cualquier plataforma virtual dedicada a ello. Simplemente el periplo de unos exiliados andalusíes que les condujo recorriendo todo el Mediterráneo, hasta la dominación de la isla de Creta, merece como mínimo una novela.
Entre el graznido de las gaviotas y el golpear de los cascos de madera sobre la espumosas olas del Mediterráneo, daremos unas pinceladas históricas de esta hazaña, periplo o epopeya humana.
Como marco temporal y coyuntural nos movemos en los siglos IX y X, siglos en los que el Mediterráneo se infestó de piratería musulmana y también cristiana, pero fue la procedente de emiratos periféricos al califato abasí la que dominó durante un siglo el mar. Un claro ejemplo de ello lo vemos en el emirato aglabita, quienes desde Túnez saltaron hacia Sicilia en el 826, arrebatándosela a los bizantinos de manera total a inicios del X. No contentos con ello, desde Palermo su nueva capital, se expandieron hacia la península italiana, dominando parte de la bota y estableciendo un nuevo emirato en torno a la ciudad de Bari en el 876.
Girando ahora nuestra vista al Mediterráneo Oriental, en el 824 dentro de la citada coyuntura, una expedición procedente de Egipto cruza el mar dirección a Creta. La flota está compuesta por andalusíes exiliados del emirato omeya que tras la famosa rebelión del arrabal son expulsados por el emir cordobés. Su líder al-Baluti, natural actual Campo de Calatrava, consigue tomar la isla, crea un emirato con una clara vocación talasocrática, y desde su núcleo, la isla de Creta se lanza hacia la conquista y dominación del Egeo con un claro objetivo: tomar Constantinopla, la capital de los romanos.
No se trata de un simple nido de piratas, sino de un emirato volcado en la expansión del dar al islam (la casa del islam) a través del mar, islas como Naxos, Paros, Kos y Egina, al pagar la yizia se someten a la autoridad cretense. El asalto de las diferentes islas no era algo improvisado sino que seguía un claro objetivo, el de ir acercando bases para la toma final de Constantinopla.
El peligro para Bizancio fue total, la aparición de un foco de corso musulmán al sur del Egeo, les obligó a crear un nuevo thema (provincia militar), el thema del Egeo y con el objetivo de expulsar a los sarracenos de Creta se lanzaron en varias operaciones anfibias para tomar la isla, todas fracasan a lo largo del siglo IX y el X. Pero el peligro va en aumento cuando tras el saqueo por parte cretense del monasterio de Athos, en torno al 860, los cretenses se hicieron fuertes en la cercana isla de Neon, la cual ya estaba a poco camino de la capital romana. En este contexto Bizancio llegó a pagar lo que podríamos denominar como "parias", para así evitar los asaltos constantes cretenses.
Desgraciadamente para los bizantinos, los cretenses no eran su mayor problema, sino que también desde Siria, el famoso León de Trípoli en el 904 prepara una gran expedición de saqueó, la cual se dirige a Tesalónica, la cual es tomada y rapiñada, cuyos habitantes en buena medida son vendidos como esclavos en la ciudad de Tarso. Aún se discute la participación de bajeles cretenses en esta operación de rapiña. Juan Cameniata, cautivo en la incursión musulmana, narra muy bien este episodio que se puede encontrar fácilmente en alianza editorial de bolsillo.
Pero como os estaréis preguntando, la razón de ser cretense además de su poderío naval, subyace también en el apoyo del Egipto tulúnida, los cretenses comerciaban con los tulúnidas con productos agrícolas a cambio de armas, y esto provoca que cuando los tulúnidas caen fruto de los cambios coyunturales en la región, Creta pierde su gran soporte y apoyo. A mediados del siglo X el emirato cretense ve como su gran rival, Bizancio, les arrebata el dominio naval hasta la definitiva derrota en el 961 por parte de Nicéforo Focas.
Como hemos visto, el emirato cretense no fue únicamente un punto desde donde se lanzaban operaciones de rapiña, sino un emirato con un objetivo: combatir al infiel y extender el dar al-islam (la casa del islam) a través del mar. El cual tenemos que encuadrarlo en su contexto, el de una gran ofensiva musulmana en todo el Mediterráneo con el objetivo de expandir el islam a través de la guerra marítima o como autores clásicos musulmanes denominaron “el yihad marítimo”.

Bibliografía

  • Christides, V. (1981): The raids ot the moslems of Crete in the Aegean Sea: piracy and conquest. Byzantion, 51(1), 76-111.
  • Cameniata, Juan (2016): El saco de Tesalónica. Traducción: Juan Merino Castillo. Alianza Editorial. Madrid.
  • Miles, G. (1964): Byzantium and the Arabs: Relations in Crete and the Aegean Area. Dumbarton Oaks Papers, 18, 1-32.
  • Musset, Lucien (1982): Las invasiones, el segundo asalto contra la Europa Cristiana (siglos VII.XI). Labor. Barcelona.

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