Enamorarse del proceso (y del progreso)

Cuando llegó el momento de decidir qué estudiar, recuerdo haber leído una decena de dossieres de diferentes formaciones hasta que finalmente me decanté por la Realización Audiovisual. Fue una buena decisión. Me encantaba planificar y ver como salian adelante los proyectos que un dia solo habian sido ideas. Pero, sobre todo, como se podian comunicar los mismos conceptos con tan variadas posibilidades y recursos.

Cuando comencé a dar clases para pagar mis estudios, una pequeña luz fue intensificandose. Las preguntas de mis alumnos se volvían las mias también, así como su satisfacción por sus progresos. Fui dando forma a mi intuición y empecé a interesarme en la comunicación como un todo, encontrando puntos en común con lo que había estudiado y usando contenidos audiovisuales regularmente con mis alumnos. Ahora no paro de formarme, leer y mejorar mis técnicas y métodos por mis alumnos y para mi propia satisfacción.

Aunque mi camino no ha sido el habitual, ha sido gracias a ello y a la variedad de retos a los que me he enfrentado, todas las personas que me han enseñado, y que me han dado una visión amplia del campo de la comunicación. En definitiva, la práctica rica y constante hasta juntar las siete letras de "teacher". Aún queda espacio para crecer, por suerte, porque enseñar y aprender son procesos vivos. Se construyen con constancia, dedicación y experiencia.

Lo mismo que el amor.

Feliz San Valentin!

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