“Si lo leo, lo olvido; si lo veo, lo recuerdo; si lo hago, lo aprendo; si lo enseño, lo sé”
Este aforismo, relacionado con el personaje Confucio, independiente a su cultura o maneras de ver el mundo, con las que no estemos de acuerdo, es fundamental en la enseñanza y el aprendizaje.
La pura lectura, según la experiencia propia, y de mucha gente, no es suficiente para asimilar o entender el conocimiento de física y matemáticas.
La memoria humana, requiere continuo refrescamiento para entender conceptos de la vida, pues en días o en noches siguientes, o en meses, se puede olvidar cierto conocimiento.
Esto es natural, es parte de nuestra naturaleza mental, y lo mejor es mantener un refresco continuo, de los conocimientos académicos, para tener un mayor éxito en los exámenes, sobre todo de habilidades de ciencias físicas y matemáticas.
A mi como profesor o estudiante de ciencias, me ha pasado que olvido fórmulas vistas en los libros, y es necesario recuperarlas, para tenerlas en la mente y realizar la solución de problemas.
El alumno, en términos de este conocimiento universal y natural del aprendizaje, requiere también una metodología, donde él haga. No que sólo sea un pasivo escuchador del maestro, sino que ponga manos a la obra, en la realización del problema.
En mi metodología personal, en clases particulares, he preferido que el alumno vaya intentando hacer el problema que necesita resolver, y se le va guiando a que logre la solución del problema, pero con sus propias manos. Simplemente, sus manos, y su mente humana, deben familiarizarse con los conceptos y lograr la solución del problema a tratar. Sea de lo que sea, desde álgebra básica, cálculo diferencial o integral, o problemas de nivel universitario como ecuaciones diferenciales, o demostraciones de licenciatura de últimos semestres. El alumno, debe entender la lógica, debe acceder con su intuición a la Verdad matemática, y es una práctica que debe realizar por sí mismo, con su vida, con su mente, y con su alma.