La eterna pregunta: ¿Por qué debo estudiar matemáticas?

Llevo 38 años dando clases particulares de las asignaturas de ciencias y sin duda la pregunta que más me han hecho mis alumnos durante todos estos años es ésta: ¿Por qué debo estudiar matemáticas?

La pregunta puede estar formulada de varias maneras, pero su significado es siempre ese. Los alumnos no entienden el sentido de estar estudiando matemáticas, como mínimo desde los 3 a los 16 años, si la gran mayoría de ellos piensan que esos conocimientos jamás llegarán a usarlos en su futura vida laboral.

Hace cosa de un mes, a mediados de julio, me llegó un nuevo alumno que necesitaba ayuda de cara a los exámenes de septiembre. Su actitud frente al estudio era de pasividad total. No tenía el más mínimo interés en nada que tuviera que ver con estudiar, fuese la materia que fuese. Y de nuevo salió la famosa pregunta: ¿por qué tengo que estudiar este rollo de las mates si no voy a usar nada de eso después? ¿De qué les ha servido a mis padres el haber estudiado matemáticas en su día si ahora trabajan él de barrendero y ella en una carnicería del mercado?

Hay diversas respuestas a esa pregunta. Aunque para la vida corriente de las personas no sirve de nada el saber qué es una función, cómo se suman fracciones o la regla de Ruffini, el haber estudiado y aprendido estos concepto sí que es importante para ellos, aunque a primera vista no se den cuenta.

Y se lo expliqué. Siempre empiezo la explicación de mi punto de vista con una pregunta:

— ¿Tú por qué piensas que la gente va al gimnasio? ¿Por qué hacen ejercicio o practican deporte? Fíjate que muy pocos van a dedicarse profesionalmente a ello...

Las respuestas que me dan siempre son las mismas, no sin ir acompañadas de algo de desconcierto por parte de los alumnos: Pues porque es sano; porque el deporte es divertido; porque se sienten mejor... etc.

Entonces argumento mi explicación:

— En general, la gente practica deporte no porque quieran ser futbolistas o jugadores de tenis. La gente hace deporte y va al gimnasio porque el ejercicio físico mantiene el cuerpo sano y hace que estén en forma y se sientan mejor físicamente. ¿No?

Ahí todos están de acuerdo. En efecto, si practicamos deporte o hacemos ejercicio con regularidad, sin excesos, nuestra salud se verá beneficiada en general.

— Pues bien, —prosigo con mi argumentación. — LAS MATEMÁTICAS SON LA GIMNASIA DEL CEREBRO.

Y les explico el porque afirmo eso y en qué me baso para hacerlo.

Hay asignaturas, como la historia o la geografía, que están basadas en el ejercicio de la memoria. Salvo el análisis de ciertos sucesos puntuales (análisis que suele quedar muy lejos del nivel de un estudiante de primaria o secundaria) en general la historia no exige comprender nada. Sólo hay que memorizar hechos y aprender cómo relacionarlos. Los idiomas, por ejemplo, se basan también en la memoria y en el lenguaje.

Sólo las ciencias en general, y las matemáticas en particular, nos enseñan a pensar de forma analítica, a razonar, a hacer asociaciones, crear modelos, ensayar sus consecuencias y modificarlos o eliminarlos cuando no funcionan. Un cerebro que ha sido entrenado enfrentándolo a años de estudio de las matemáticas es un cerebro que, en general, funciona mejor y aprovecha mejor sus recursos que otro que haya carecido de ese entrenamiento.

Y entonces pongo ejemplos de lo que quiero decir.

¿Qué tipo de decisiones debe tomar un jefe de producción, por ejemplo? Supongamos que estamos al cargo de un taller o planta de una fabrica que se dedica a elaborar un producto. Diariamente vamos a tener que tomar decisiones del tipo:

- ¿Es mejor parar ahora esta máquina para reparar algo que no funciona como debiera o dejar que siga funcionando para así sacar adelante la producción y enfrentarnos después a un posible daño mayor?

- ¿Cuántas unidades de materia prima debemos pedir para el siguiente mes si no queremos quedarnos cortos y tampoco podemos almacenar demasiado material?

- ¿Cómo podemos hacer los relevos de los turnos en la planta o taller? ¿Cambiamos todo el personal de golpe o sería más eficiente establecer cambios por secciones o por tareas?

Y así podría seguir buscando preguntas como las que un responsable de cualquier actividad productiva se hace cada día.

Es obvio que no es necesario haber estudiado matemáticas para encontrar soluciones que resuelvan este tipo de cuestiones, de la misma forma que no es obligatorio hacer deporte regularmente o ir al gimnasio para trabajar de repartidor de butano. Pero del mismo modo que un repartidor de butano que tenga un buen tono físico podrá hacer mejor su trabajo y con más seguridad, si el responsable de producción tiene una buena formación matemática y científica, dispondrá de un cerebro capaz de analizar esas cuestiones, proponer posibles soluciones, ensayarlas y evaluar los resultados con el fin de encontrar una respuesta correcta a todas ellas. Y eso lo hará mucho mejor y más rapidamente si tiene un cerebro en forma, habituado a pensar.

El razonamiento lógico, la capacidad de establecer analogías, de deducir cosas a partir de otras, es lo que las matemáticas nos hace ejercitar una y otra vez. No somos los mismos si hemos estudiado matemáticas que si no lo hemos hecho. Eso no nos hace mejor persona, no hay que confundir las cosas. Pero sí que nos da más herramientas para enfrentarnos al mundo. Podemos echar a correr con una pierna coja o con ambas piernas entrenadas y en forma. Es decisión nuestra elegir cómo queremos enfrentarnos al mundo. Y las mates son esa arma, esa herramienta que puede darnos una vida mejor y más completa gracias a que nuestro cerebro sabe pensar mejor y de forma más completa.

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Imagen: © Paul (pronesniper) - The Calc in Calculus (fragmento).

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