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¡No eres una máquina! La importancia de parar

Hemos aprendido el esfuerzo, la actividad constante y la disposición al sufrimiento. Incluso en inglés existe una frase hecha; "No pain, no gain", que puede traducirse como "Sin dolor no hay ganancia" o "Sin sacrificio no hay beneficio".

Se nos exige (o nos exigimos) funcionar como una máquina: realizar actividades productivas, obtener resultados y hacer muchas cosas. Tenemos instalados unos programas mentales que dicen que debemos conseguir algo, ser rentables. Una máquina que sólo resulta aceptable en actividad, si produce o se esfuerza lo máximo posible.

En medio de tanta eficiencia, no existe lugar para la paz y el silencio y llega un momento en el que ya no sabes para qué haces las cosas cada día. Y parece que todo consiste en simplemente continuar sin ir a ninguna parte.

Éste sinsentido es en verdad una alarma que te recuerda que es urgente interrumpir la actividad alocada de tu mente y de tu cuerpo, para invocar el silencio interno. Si cuidas del silencio, el silencio cuidará de ti. El mundo no se callará, pero tú puedes acostumbrarte a encontrar un espacio íntimo de paz, dónde limpiar tu mente en cualquier momento del día.

Practica la respiración profunda en cualquier situación cotidiana, sin necesidad de una relajación especial ni un espacio o momento ideal

Una respiración profunda es suficiente para aquietar los pensamientos, y volver al presente.

Corta la dinámica productiva y operativa del cuerpo y la mente tan a menudo como puedas. Hazlo muy especialmente cuando el tiempo se te haga pesado y la vida parezca una carga. Para absolutamente todo por un instante y haz una distensión. Respira profunda y lentamente. Suelta el cuerpo, distiende todos los músculos que no necesites. No adquieras una postura especial, simplemente recorre todo el cuerpo con tu atención mental para garantizar que no quede tensión alguna. Presta atención a tu rostro y relájalo. Suelta los pensamientos por un instante. Cierra los ojos o si lo prefieres, simplemente fija tu atención en un punto. Respira profundamente varias veces y si llega algún pensamiento, simplemente obsérvalo y déjalo ir.

Haz estas distensiones varias veces al día, en el trabajo, delante del ordenador, antes de encender el coche, antes de hacer una llamada, después de comer, en cualquier ocasión que encuentres. No importa el tiempo que haya durado, es una cuestión de calidad, de sentir la quietud en mitad de lo cotidiano.

La distensión consiste en interrumpir la actividad alocada de tu mente y de tu cuerpo para invocar la quietud interna. Al cortar la dinámica productiva y operativa del cuerpo y la mente, pones en primer lugar lo importante, tu equilibrio interno. Es una importante elección de poderosas consecuencias en tu vida interior y también en tu vida práctica.

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