Desde mis tiempos en el instituto, cada día pensaba...¿para qué me servirá ésto?
Recuerdo los tiempos de la ESO como una verdadera pesadilla. Algo realmente aburrido, monótono y muy poco motivador. De verdad que no alcanzo a ver de qué manera podemos convertir esa etapa de la adolescencia, en lo que a formación se refiere, de gris a colorida. Puede ser, que sea así, no haya más remedio y tengamos que asumir que existe un proceso de crecimiento en el cual, tengamos que hacer pasar a nuestro ser por la disciplina y el "aprendizaje forzado" de un montón de herramientas que en el momento nos aburren y hastían.
Aún así, siempre tuve fé en el conocimiento. Siempre pensé que algo tan infravalorado en nuestros días, serviría algún día para algo. Algún día, de algún modo podría sacarle provecho.
Al principio como todo, fué forzado, y sin mucha seguridad. Con el paso de los años, me he dado cuenta que no he cerrado nunca el muro al conocimiento. Y aunque cada vez me cuesta retener mas cosas (el cerebro prioriza y expulsa lo cotidiano), cada vez tengo más facilidad para aprender de otros campos.
La universidad es como una hucha, cada minuto que empleas, no lo pierdes. Me la dijo un compañero de residencia, que hoy día es diputado nacional, ni más ni menos.
Y así es, cada minuto que gastas en aprender y comprender, al final siempre sirve para algo, como mínimo, amor propio, sabiduría y seguridad en la vida.
