Mitos y verdades acerca de cómo ser un buen comunicador

Cuando Ernest Hemingway escribió que se necesitaban dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar te estaba hablando de mucho más que de una reunión entre amigos. Y es que solo tienes que ponerte frente a un auditorio para entender lo que decía Hemingway. Aprender a gestionar el silencio es el timón de tu barco y, como orador, debes librarte de todas las ideas y conceptos erróneos que te impiden alcanzar tu objetivo; ser un buen comunicador.

8 mitos y verdades acerca de ser un buen orador

Muchos de nuestros alumnos nos pregunta qué tienen que hacer para ser buenos oradores y nosotros solemos preguntarles qué aptitudes debería tener un buen orador. Estas son las características que, según muchos de ellos, debe tener quién quiera hablar en público. Pero, ¿Hasta qué puntos son mitos o verdades? Te hablamos de ellos.

1. Lo tiene todo bajo control

Es muy común este mito en el que algunas frases como “los buenos comunicadores no titubean” o “debo mantener todo bajo control” para que sea un éxito.

La verdad: Es imposible que mantengas bajo control todos los factores de una presentación. Lo único que si que ayuda al orador es aprender que hay cosas que puede controlar (y que le ayudarán a mejorar su presentación) pero que hay otras que no. Nos referimos a los factores que se escapan a nuestro control. Si quieres aprender a hablar en público, no cargues sobre tus espaldas más responsabilidad de la que te pertenece.

2. Mantiene la calma y no muestra indicios de nerviosismo

Una de las grandes trabas para aprender a hablar en público es creer que no tienes que sentir nervios, que si es así no eres un buen orador o nunca serás capaz de hablar en público bien.

La verdad: Antes de uno de sus miles de conciertos, la cantante Regina Spektor dijo que no era capaz de mantener a raya las náuseas que le provocaban los nervios antes de los conciertos. Esta gran cantante y compositora ha sido reconocida a nivel internacional. Los nervios no tienen por qué dejar de existir y, en la mayoría de los casos, no lo hacen. Es justamente esto lo que debes entender; un buen orador no deja de sentir nervios. Simplemente, se acostumbra a ese estado que precede el evento.

3. Siempre sabe qué responder

Estamos muy mal acostumbrados ya que, cuando vemos una charla o un TED Talk vemos a unos ponentes que tienen respuesta para todo. O eso parece.

La verdad: No siempre sabrás contestar todas las preguntas que se te planteen. ¡Y no tienes por qué hacerlo! Los mejores conferenciantes del mundo no tienen inconveniente en reconocerlo cuando no son expertos en un subtema o en un interrogante. ¿Por qué tú tienes que serlo? La naturalidad es lo que te sacará de cualquier apuro de este tipo.

4. No comete errores cuando habla en público

Ves a grandes artistas hablando y parece como si no cometieran errores pero tenemos que contarte un secretillo; no es que no cometan errores. Se adaptan a los errores y aprenden a “salir del paso”.

La verdad: El perfeccionismo puede ser tu peor enemigo si quieres ser un buen comunicador. Está claro que tienes que llevar bien preparado el discurso y saber lo que quieres transmitir pero más allá de esto, los fallos existen. La pregunta es; ¿Te vas a culpabilizar por ellos o vas a emplear tus errores pasados para convertirlos en fortalezas futuras? ¡Tú decides!

5. Domina el tema que está tratando a la perfección

Ni los más grandes genios controlaban completamente la materia que estaban tratando. Es como si le exigimos a George Clooney que lo sepa absolutamente todo sobre el cine solo por el hecho de que es actor y tiene una larga carrera en su campo. No te exijas tanto.

La verdad: Al igual que cualquier ser humano, tienes una mente privilegiada, un pequeño tesoro de saber encerrado en ti. No tienes que obsesionarte con saberlo todo sino que saber lo que quieres enseñar a otros. No se trata solo de hablar en público, consiste en ofrecer a la humanidad un pedazo de saber. No tienes porque ser el mayor experto, tienes que aportar. Y eso todos lo podemos hacer.

6. Nace, no se hace

“Todo discurso bien preparado está ya pronunciado en sus nueve décimas partes”. Así de claro lo tenía el escritor y empresario Dale Carnegie. Sus libros de autoayuda fueron una inspiración para millones de emprendedores en todo el mundo. Recuperamos esta cita para inspirarte.

La verdad: El buen orador “se hace” al igual que sucede con casi todo en esta vida. Si bien es cierto que puede que tengas un talento natural para comunicar, hay una gran diferencia entre ser el centro de atención de tu grupo de amigos y hablar ante cientos de personas. La preparación es la clave para ganar en seguridad.

7. No necesita seguir un guion ni tener apoyos visuales

Error. Solo tienes que ver algunas de las mejores ponencias más prestigiosas para darte cuenta de que hasta quienes están habituados a hablar en público, tienen apoyos visuales y un guión de respaldo.

La verdad: Aunque con los años de experiencia se recurre mucho menos a las “chuletas”, los apoyos visuales son un respaldo psicológico muy potente que te ayudará a no quedarte en blanco.

8. Agrada a todos

Terminamos con una frase de William Bryan“Orador es aquel que dice lo que piensa y siente lo que dice” para decirte que, ante todo, debes ser tú quién hable. Tú con tus palabras, con tus expresiones y con lo que quieras transmitir. Nunca te permites ser otro que no seas tú mismo.

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