¿Nos animamos con Borges? Diez puntos de entrada a su lectura.

Borges no es fácil, al contrario. Te cuento mi experiencia personal con la obra borgeana. En cuanto lo nombro, me invade una serie de emociones incontrolables: miedo, rechazo, confusión, vergüenza, negación, un poco más de miedo y de rechazo. Y te explico qué siento en cuanto logro ¿superar? lo anterior y lo leo: cansancio, agotamiento mental y físico. Si lo has leído o has intentado hacerlo, sabrás que una oración de Borges equivale a tres párrafos de otro autor; una página, a una novela; un cuento, a una saga literaria. Y no me voy a detener en sus poemas porque estaríamos equiparándolo a una poesía en chino antiguo o en griego de Heródoto.

Sin embargo, no sé bien por qué, cada vez que analizo un texto de Borges con mis alumnos, todos, sin excepción, sentimos que la mandíbula no puede resistir la fuerza de gravedad. Todos, sin excepción, reconocemos con la boca abierta el VALOR único e irrepetible de sus obras.

Me encanta recordar algunas de las frases que mis alumnos pronuncian después de la primera lectura de un texto borgeano: “¿y a este qué le pasa?”, “¿estaba fumado o qué?”, “¿es en serio” ?, “no, imposible”. Y otras tantas exclamaciones que ilustran el desconcierto que generan sus textos.

Me gustaría que este artículo te ayudara a iniciar la lectura de este autor. No pretendo ser una erudita en el tema, al contrario, me encuentro muy lejos de ese estado de conocimiento y de análisis. Simplemente, te comparto una suerte de herramientas y conceptos básicos que facilitan la entrada (insisto, solo la entrada) a la lectura borgeana.

Tengamos en cuenta lo siguiente:

1) Borges considera que la literatura es siempre una repetición en sí misma. Es decir, las historias y las ideas que los textos transmiten son repeticiones hasta el infinito de historias ya contadas. Existen, para él, libros que pueden haber actuado como génesis u origen de estas historias o ideas, como la Biblia o Las mil y una noches, pero podrás registrar en sus escritos infinidad de referencias a otros textos y autores. Todos son válidos para su teoría de la repetición y la repetición llega al infinito.

2) Este último concepto, el infinito, es esencial para continuar con la lectura. Mientras avanzamos lentamente y con cautela, intentemos descubrir los infinitos que se mencionan y se generan en el texto. Muchas veces el texto los nombra, otras veces, se recrean con diferentes símbolos y situaciones intrincadas.

3) Y como símbolo del infinito aparece continuamente el laberinto. El laberinto, para Borges, es desde el desierto inconmensurable hasta una biblioteca atestada de volúmenes de toda clase. Y como lo simple es lo más complejo, el desierto se repite en la arena de manera infinita como las historias y los temas en los libros de una biblioteca.

4) Pensemos en la arena, es un punto insignificante en la inmensidad del desierto. Pero la arena es lo que define el desierto, es el punto que contiene los otros puntos. Es el Aleph de Borges, y con sus mismas palabras: “es uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos”

5) Continuemos con esta línea del infinito, surge como contraposición la idea del límite. El límite es el otro, el límite es la vida entendida como principio y fin de una existencia. La muerte, el muerto, el otro, los otros entran en juego en la literatura de Borges como los contrapuntos y los límites de las repeticiones y del infinito.

6) ¿Y Cuál es el momento exacto en que el día se transforma en noche y la noche en día? ¿Cuál es el límite entre el día y la noche? ¿Son los días y las noches repeticiones de un mismo punto temporal? ¿son repeticiones temporales hasta el infinito?

7) Y el otro es el límite de la existencia, es la marca que corta una existencia pero se refleja en sí mismo. El otro es la imagen propia en el espejo que se repite una y otra vez. Es un yo que cobra vida en la repetición de las palabras y argumentos. Es un yo-Borges que aparece como el eje de la repetición de la literatura. Y hablamos de una literatura universal e infinita, que no se agota nunca, excepto en nuestra lectura.

8) El otro Borges, el yo-Borges de sus obras, plantea un límite con el Borges autor, de carne y hueso pero que es imposible, en el imaginario del lector, separarlos. La vida de Borges, sus inquietudes, miedos, experiencias se filtran casi imperceptiblemente en la ficción. Borges y su ceguera, Borges y su infancia, Borges y Borges…recrean un juego de espejos que se reflejan hasta el infinito.

9) Y las luces y las sombras se mezclan con el día y la noche, el crepúsculo y el amanecer, con el rosa y el amarillo. Los límites se desdibujan y se vuelven a trazar a partir del infinito mortal que somos todos en la repetición de la existencia.

10) Y no quiero dejar de mencionar el tigre de Borges. Un animal exótico que funde las rayas de su piel con las rayas o renglones de los libros. Es ahí donde se escriben las palabras, las historias, en rayas que se mezclan con una selva de libros, de repeticiones, de otros seres.

Así de intensa es la entrada al mundo de Borges. Y quedan sin mencionar infinidad de temas porque Borges es infinito, es irrepetible, es único, es la palabra que contiene todas las palabras e historias, es el espejo de la literatura en su laberinto sin límites.

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