Aprendizaje de la lectura y la escritura

Como es bien sabido, antes de aprender su lengua materna la niña y el niño aprenden a satisfacer necesidades a través del llanto y la gesticulación como calmar el hambre, tomar algún objeto, llamar la atención, pedir protección, jugar y otros propósitos según su medio y su cultura. Cuando se dan cuenta que ni el llanto, los gestos y el balbuceo fluido, fantástico son suficientes para comunicarse y lograr intenciones empiezan a explorar la pronunciación de sonidos articulados para resolver dificultades o salirse con la suya.

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El lenguaje oral les sirve para nombrar, llamar, pedir, dar, relacionar, actualizar información, es decir, expresar su lenguaje interior articulado como herramienta de comunicación.

Hipótesis de cantidad

Después para el aprendizaje de la escritura, tanto la niña como el niño se ven obligados a recibir el apoyo del adulto en la casa o en el colegio. Antes de aprender a diferenciar entre un garabato, un dibujo, un número, y una letra aprenden a identificar las palabras como conjuntos limitados de cosas. Entonces, sin que la gran mayoría de adultos nos demos cuenta, ellos clasifican las palabras según el concepto de cantidad y tamaño.

Así, para la niña y el niño, los diferentes vocablos se componen de un elemento, dos, tres, hasta aproximadamente doce elementos no identificados. Esto es lo que la autora Emilia Ferreiro denomina hipótesis de cantidad.

De acuerdo con la investigación publicada en Developmental Science, los niños aprenden a tener una noción acerca del conteo o contabilidad de las cosas desde los 14 meses de edad, cuando se les muestra cómo hacerlo, a pesar de no entender el significado claro y definido de palabras como "uno", "dos" o "tres" hasta que tienen alrededor de cuatro años.

En esta etapa el niño y la niña sin distinguir las letras ni saber el significado de las palabras a través de un concepto de cantidad y tamaño identifican los vocablos y los textos que deben investigar para aprender a leer.

De la cantidad a la calidad

Luego, a través de comparaciones aprenden a diferenciar las letras de los otros signos. Entonces, al concepto de cantidad le añaden el de cualidad. En esta dinámica, con una adecuada ayuda del adulto, o a pesar de ella, comparando las letras entre sí y su relación con la pronunciación encuentran la diferencia entre las vocales y las consonantes.

Después, las palabras se componen de pequeños conjuntos llamados sílabas. En este sentido, la lengua ha pasado de ser un instrumento de comunicación para convertirse en un objeto de estudio al que se le hace una compleja radiografía.

Desde nuestra infancia la vida diaria nos exige, aprender a dialogar, es decir, expresar y compartir sentimientos y pensamientos; aprender a narrar, relatar sucesos, actividades, historias cotidianas e imaginarias; aprender a argumentar, defender o acusar a alguien con razones, pruebas, conjeturas coherentes y suficientes; aprender a explicar, exponer los pasos de un ‘proceso’ desde el estado inicial, la transformación y el estado final, o de un ‘funcionamiento’ con su punto de partida, estaciones, cambios de ruta y puntos de llegada.

A medida que vamos realizando nuestra comunicación verbal en el diario vivir nos enfrentamos con la necesidad de aprender a dominar el lenguaje escrito como medio para comprender y perfeccionar los cuatro tipos de discurso mencionados. En este sentido, tanto la expresión oral como la, escrita se complementan en los ámbitos cotidiano, escolar, social, institucional, cultural y sobretodo virtual en la sociedad del conocimiento, de la información y de la sociedad en red.

Enfocar el aprendizaje de la lectura y la escritura de manera transversal
Hoy en día los niños tienen grandes dificultades a la hora de leer y escribir. Para poder llevar a caboestas dos tareas las cuales...

Como adultos debemos experimentar diferentes roles de manera eficiente para saber cómo brindar a los niños la posibilidad de asumir también diversidad de situaciones. El simple hecho de ir a un paseo, desencadena la necesidad de explicar, argumentar, narrar y dialogar para hacer negociaciones, tomar decisiones, planear y desarrollar actividades de manera mancomunada. En esta dinámica es posible ir tomando conciencia frente al uso, las funciones y la situación comunicativa de cada tipo de discurso.

En el lenguaje oral las circunstancias de la comunicación están dadas por el medio social y cultural inmediato, en cambio en el lenguaje escrito estas circunstancias indirectas hay que crearlas en el pensamiento y luego en el texto. Por ende, el niño y la niña se ven obligados a construir la situación comunicativa que elaboró el autor de un texto para luego comprender su contenido y la intención según las formas como estén ahí expresadas las ideas.

Para lograr esto, la niña y el niño deben renunciar a la dependencia de su contexto propio inmediato, generar procesos de abstracción y tomar distancia de sí mismos como se ilustra en el siguiente ejemplo:

  • “Ella dijo que a él le gusta estar aquí". Al oír leer la frase <<Ella>> dijo: a él le gusta estar <<aquí>> la niña y el niño deben interpretar que <<aquí>> se refiere a la situación de <<Ella>> o de quien dice y escribe la frase y no de <<Ella>> como lectora.

Sin duda se podría dar el caso de que la niña crea que con la palabra <<aquí>> se hace referencia a la situación individual de ella como lectora y no de <<Ella>> como personaje del texto. Entonces, estaría asimilando el espacio tiempo y situación del texto a su contexto particular, lo cual implica una dependencia a la situación inmediata característica del lenguaje cotidiano verbal. Esta dependencia es negativa en relación al aprendizaje de la lectura y la escritura.

En el caso del niño, teniendo clara la diferencia de género en los pronombres personales, al leer la palabra <<aquí>> en relación con el vocablo <<Ella>> va a diferenciar más fácil entre su situación inmediata y la situación planteada en la lectura. Como es lógico, si en el texto el personaje fuera <<Él>> la dificultad sería para el niño.

Estrategias para el aprendizaje

Con base en las anteriores reflexiones surge la siguiente pregunta: ¿Qué estrategias implementar cuando tanto la niña como al niño necesitan superar la dependencia a su contexto inmediato para lograr una adecuada comprensión lectora? En otras palabras, ¿cómo lograr que tanto la niña como el niño diferencien entre el marco de referencia propio de su lenguaje verbal cotidiano y el marco de referencia de una lectura en particular?

Una actividad clave para empezar a resolver este problema consiste en hacer posible que tanto el niño como la niña participen de manera activa como espectadores de una cinta de vídeo en la que los parlamentos estén expresados sólo por escrito sin sonido.

Se sugiere hacer posible que las niñas y los niños den solución a preguntas de reconocimiento del espacio tiempo, del uso de los pronombres, de los marcos y circunstancias cuando en el film hay diálogo, argumentación, explicación, narración. Además, es importante brindarles la posibilidad de que ellos verbalicen las semejanzas y las diferencias entre los aspectos analizados en el vídeo y la situación comunicativa de ellos mismos como espectadores. Luego se pueden realizar actividades de preguntas y diálogo similares pero enfocadas en la lectura del texto escrito.

En síntesis, el lenguaje oral precede al lenguaje escrito y se constituye, además, como una base empírica social que genera una estructura mental básica para la posterior elaboración de la lengua escrita. El lenguaje escrito se diferencia por su carácter de abstracción, razonamiento, reflexión y procesos de regulación y control de las operaciones lógicas, y del manejo adecuado de la ortografía, las palabras, las secuencias de oraciones, los significados, las funciones de género discursivo y los actos e intenciones comunicativas del autor.

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