La presión psicológica en las pruebas cronometradas

La manera actual de medir o evaluar los conocimientos son los tests, exámenes, controles etcétera. Con estas pruebas los alumnos obtienen calificaciones académicas. A veces estas calificaciones reflejan el trabajo de un trimestre, de un cuatrimestre, de un año, o de una etapa en los estudios.

Los protagonistas de las clases particulares son los alumnos. A veces observamos actitudes en ellos. También nos cuentan la dificultad añadida que suponen las pruebas de evaluación.

Por experiecia, esta dificultad aumenta en varias situaciones. Algunas de estas situaciones son las siguientes:

- La nota de dicho examen tiene un alto peso en la nota final de la asignatura.

- Se trata de un examen de recuperación que decide la nota final de la asignatura.

- El alumno ha tenido varias notas indeseadas en el pasado, generalmente menor a las esperadas por él.

La experiencia en los exámenes puede beneficiar las aptitudes del alumno en los exámenes. Las simulaciones de los exámenes pueden mejorar el desempeño en los exámenes reales. Las simulaciones de los examenes pueden aumentar el grado de autoconocimiento del alumno en los examenes reales. El alumno aprende a gestionar su tiempo limitado en la prueba, y aumenta el grado de conocimiento personal y de la asignatura. Corregiremos ciertas actitudes y maneras de proceder.

En la prueba simulada pueden ocurrir hechos semejantes a los que pueden ocurrir en el examen real. El alumno nos puede lanzar señales que indican que algo no está funcionando correctamente. Algunos ejemplos de estas señales pueden ser:

- Frases pesimistas.

- Soplidos.

- Borrones en los ejercicios.

- Tachones en los ejercicios.

- Escritura ilegible.

- Mirada descentrada a los alrededores de la mesa y del papel.

Es fundamental animar al alumno posteriormente y reforzarlo positivamente. Los alumnos deben seguir trabajando en la materia, sea cual sea el resultado. Los ayudaremos si es necesario, a adoptar una actitud más abierta y positiva.

Volveremos a repasar los detalles de la materia que no han quedado claros para mejorar el resultado en la siguiente simulación de examen.

Esta manera de proceder nos permite conocer con mayor exactitud el estado real y actual de los conocimientos que tiene el alumno en la asignatura testeada. También nos permite conocer su actitud ante los desafíos que aparecen en las pruebas evaluables. Al fin y al cabo, también su carácter.

Dicho sea, nadie dijo que el camino hacia el Olimpo fuera fácil.

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