Sufro de ansiedad, ¿puede ayudarme el Yoga?

La ansiedad es una experiencia que todos hemos vivido en un momento u otro y muchos eventos y circunstancias que debemos afrontar día a día, pueden desencadenar en nosotros sus síntomas característicos.

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Por otro lado, los trastornos de ansiedad, que son trastornos psicológicos en el que se presenta un agravamiento de los síntomas, pueden llegar a ser incapacitantes y tener un gran impacto en la calidad de vida. Estos trastornos son cada vez más habituales en nuestra sociedad actual.

Es muy frecuente recurrir a los fármacos en busca de alivio, muchas veces sin tener en cuenta sus efectos secundarios y el hecho de que, aunque puedan ser necesarios en algunos casos, no abordan los orígenes de nuestras ansiedades y temores.

Si experimentamos ansiedad de manera recurrente, suele ser aconsejable buscar la ayuda de un terapeuta o profesional que nos acompañe y oriente en nuestro proceso. Además de la terapia, son varios los recursos que podemos utilizar para abordar la ansiedad y otros desequilibrios emocionales, como el ejercicio físico, tener una alimentación saludable, un mayor contacto con la naturaleza y por supuesto, la práctica del Yoga.

¿Sabias cuáles son los beneficios del Yoga?
Desde siempre se ha dicho que el Yoga era muy bueno para el cuerpo y para calmar el stress. Incluso mucha gente que ha practicado...

El Yoga ha demostrado ser una ayuda eficaz ante el desgaste que la ansiedad genera al cuerpo y al sistema nervioso, induce a la calma, la relajación y nos provee de valiosos recursos para vivir con mayor estabilidad emocional nuestro día a día. Es un entrenamiento para centrarnos, tener mayor conciencia del momento presente y observar con mayor desapego el constante diálogo interno que tantas veces nos atormenta.

Si estás planteándote practicar Yoga como una manera de reducir la ansiedad, las siguientes sugerencias pueden serte útiles:

1. Crea un espacio apropiado

Es importante crear un espacio que nos resulte lo más acogedor posible para la práctica. Un simple acto como encender unas velas, poner una música tranquila o aromatizar el ambiente con un incienso natural, por ejemplo, pueden contribuir a generar un entorno cálido que nos ayude a relajarnos.

2. Prueba diferentes estilos de Yoga

Hay muchas maneras de practicar Yoga, se trata de adaptarlo a nuestras necesidades. Una práctica lenta y suave, restaurativa, puede ser adecuada en muchos casos mientras que en otros, es aconsejable una práctica más intensa, incluso desafiante. Es útil probar diferentes enfoques y ver cuál funciona para nosotros.

3. Recupera el poder de la respiración

Tendemos a subestimar y olvidar el gran poder que hay en la respiración. Es lo que nos mantiene vivos y rara vez nos damos cuenta de que estamos respirando. Volver a conectar con nuestro aliento, y las diversas técnicas respiratorias del Yoga, son una herramienta invaluable para comenzar a equilibrarnos y recuperar la salud a todos los niveles.

4. Ten paciencia y constancia

El Yoga no es una fórmula mágica que ofrezca resultados inmediatos. Es un proceso que requiere dedicación y paciencia, un camino de aprendizaje que se hace paso a paso. De la misma manera que no pretenderíamos ser como Mozart en nuestras primeras lecciones de piano, no podemos esperar resultados espectaculares en unas pocas sesiones de Yoga.

Incluso, muchas veces puede ser un proceso incómodo al principio hasta que podemos disfrutar de la práctica. Todo conlleva su tiempo y necesitamos ser pacientes para comenzar a cosechar los resultados.

La buena noticia es que nuestra dedicación siempre se verá recompensada, está en nuestra mano.

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