Repetir curso supone un duro golpe anímico para el alumno, no solo por el sentimiento de fracaso que puede experimentar, también por la brecha que supone entre él o ella y los compañeros con los que ha compartido clase durante años. Por tanto, el momento en que un alumno repite de curso, puede suponer un punto de inflexión negativo en su carrera académica del que nunca se recupere.
Esto se puede evitar. La realidad del mundo laboral es que la edad no tiene importancia, únicamente los conocimientos y competencias que poseas. En ninguna entrevista de trabajo te van a preguntar en que año naciste, o si repetiste curso en primaria o el instituto. Por tanto, está claro que repetir curso no supone un fracaso escolar.
De hecho, puede suponer una oportunidad muy buena para causar un impacto importante en el alumno o alumna, que provoque que sea más receptivo a aplicar nuevas técnicas de estudio, nuevas rutinas y nuevos métodos.
Es por eso que debemos estar atentos, permanecer tranquilos, que el alumno encuentre en nosotros apoyo, cariño y comprensión, y aprovechar para aplicar técnicas que le enseñen disciplina y construir hábitos de estudio.
No solo eso, también puede suponer una oportunidad para que se enfrien ciertas relaciones entre el alumno y antiguos compañeros que pudieran suponer una influencia negativa en el alumno.
En definitiva, repetir curso no es en absoluto fracaso escolar. Lo que sí es es un punto de inflexión, por tanto, de nosotros depende aprovechar la oportunidad y convertirlo en un punto de inflexión positivo, o que se convierta en uno negativo que pueda traducirse en un futuro fracaso escolar.
