Quien soy. Mis conocimientos. Mis límites.

¿Quién soy?

Si hay algo que me define, eso es mi curiosidad. Por ésto siempre estoy tratando de prestar atención a las cosas o situaciones nuevas que vivo o veo. Y creo que aquí radica mi calidad de observadora: no sólo observo, sino que también, a medida que miro, voy entablando un diálogo conmigo misma. En realidad, más que un diálogo, abro una serie de interrogantes que más tarde trato de responder haciendo una interpretación de eso vivido o visto. Pienso que soy una persona que naturalmente tiene la capacidad de escucha, y por lo tanto de diálogo.

No me cuesta ceder la palabra; muy por el contrario, prefiero escuchar a hablar. Estoy convencida de que buena parte del diálogo se basa en la escucha más que en el habla, en la comprensión del otro para poder comprenderse a sí mismo.

En cuanto a mi “apertura” hacia las personas, valoro las opiniones de los demás. Nunca me animo a contradecir a nadie; sólo escucho y pienso. Cada uno tiene su verdad.

Asumo que aparentemente soy una persona paciente y algunos tal vez por esta razón se aprovechan de eso. Soy paciente con los demás, nunca conmigo misma. A veces debería ser un poco condescendiente porque en realidad soy implacable y demasiado exigente para conmigo misma.

Mis conocimientos.

Consigna un tanto amplia para desarrollar. ¿Sobre cómo llevar a cabo una clase, sobre cómo guiar un grupo de estudiantes, sobre cómo planificar, sobre como armar secuencias didácticas, sobre cómo actuar ante situaciones difíciles o imprevistas en una clase? Creo que no sé. Al menos creo que esa es la idea: no saber para poder aprender o al menos para que esta experiencia constituya el puntapié de un largo aprendizaje.

Aunque no tengo experiencia en escuelas secundarias, sino que doy clases en un punto digital ubicado en el Barrio San Martin, trabajo generalmente con algunos adultos y algunos adolescentes. Ésta es mi experiencia docente; de esta he partido para modificarla. Pienso que los docentes tenemos por delante un camino infinito donde el aprendizaje y las posibilidades de crecer e innovar son infinitas. Recién empiezo. Tengo millones de cosas que aprender.

Mi creatividad viene después de haber pasado por una determinada situación o de haber terminado una clase. Sólo después se me agolpan en la cabeza un montón de ideas sobre cómo hubiera sido si… o hubiera hecho esta cosa de tal o cual manera. Siempre me replanteo mis actos. Mi labor como practicante es uno de ellos.

Sobre poner límites

Mi capacidad de respuesta es no violenta. De esto estoy segura. Siempre trato de actuar amablemente, en especial con los estudiantes, en cuanto a mi capacidad de poner límites creo que este es mi punto débil, los límites son imprescindibles porque, además de ser una demostración de amor, marcan y definen los espacios y roles que debemos cumplir, especialmente ante chicos que pertenecen a ámbitos que, justamente, carecen de figuras de autoridad.

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