Sobre música y reinvenciones personales en periodos de "crisis"

Aunque desde pequeña, siempre me había gustado transmitir y compartir con los demás todo lo que aprendía, parece que llegué a la enseñanza más bien de carambola.

Después de una breve trayectoria profesional como periodista y más tarde como investigadora en ciencias sociales, como tantos jóvenes investigadores en este país durante la llamada "crisis", la precariedad económica llegó a nuestras vidas y muchas tuvimos que reinventarnos. Fue así como recuperé mis estudios musicales y me convertí en profesora de piano.

Comencé a dar clases de piano a nivel asociativo por puro placer. Para ser exactos, daba clases a cambio de verduras ecológicas en el marco de una red de economía social; y también en una asociación cultural de mi barrio. Fue en este marco donde descubrí lo apasionante que podía ser enseñar a leer solfeo y componer música a un nivel muy básico. Fue en estos espacios que jamás olvidaré donde también empecé a escuchar los primeros agradecimientos de mis alumnos y alumnas. Donde empecé a creerme que sí, que a estas alturas de mi vida, podía ser profesora de piano; una nueva profesión aparentemente muy alejada de las anteriores que había tenido, pero en la que, curiosamente, las herramientas de comunicación aprendidas en mis años de periodista y mis queridas ciencias sociales podían encontrar su merecido espacio.

Así, en poco tiempo, la enseñanza de la música se transformó no sólo en la profesión que me permitía llegar a final de mes, sino también en una salvación a nivel emocional. Disfruto tanto enseñando a tocar el piano y sigo aprendiendo tantísimo de mis alumnos y alumnas... que hoy puedo decir que es el trabajo más gratificante, estimulante y honesto que he tenido.

Tanto... que a veces me planteo que quizás no llegué tan de carambola :-)

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