Una cuestión que suele resultar difícil para muchos estudiantes de bachillerato es la de determinar cuándo el incremento pronominal de un verbo en infinitivo no desempeña función sintáctica. Uno de los casos en que dicha determinación resulta relevante es cuando el alumno debe resolver preguntas relacionadas con los valores del pronombre “se”.
De acuerdo con mi experiencia, no siempre basta con que se explique que, en español, los usos del pronombre “se” pueden clasificarse en dos grupos, uno de los cuales sería aquel en que “se” forma parte del núcleo del predicado; y el otro, aquel en que dicho pronombre no aparece fundido con el verbo sino funcionando como uno de sus complementos. En mi caso, ha resultado eficaz complementar la explicación anterior con un ejercicio consistente en proponer al estudiante listas de infinitivos incrementados con “se” para que este compruebe si dichos verbos son o no susceptibles de admitir complemento directo. En una etapa siguiente, le pido que construya oraciones conjugando dichos verbos y que, una vez las tengan hechas, verifique si el pronombre es prescindible o necesario. De esa manera he conseguido que los alumnos lleguen a identificar con gran facilidad cuándo “se” es constituyente de un verbo pronominal, o si su valor en la oración es reflexivo, recíproco o dativo.
Para la mayoría de los estudiantes reconocer cuándo dicho pronombre funciona como marca de impersonalidad o de voz pasiva no suele resultar igual de complicado, por eso hasta ahora no me ha sido necesario idear ejercicios especiales para estos casos.
