Voluntarios de la Vida - Solidarios con nosotros mismos

Voluntarios de la Vida – Solidarios con nosotros mismos

Desde que era muy joven – y de esto hace ya un buen tiempo - he tenido el privilegio de ofrecerme como voluntaria para diferentes causas En Perú, India, Estados Unidos, Bali, Madrid, Oviedo, me he desempeñado en asilos de ancianos, orfelinatos, hospitales, como acupuntora, con programas de mujeres, como profesora de Inglés, de Español… “You name it!” Siento que la solidaridad no es una opción sino una obligación.

Pero es verdad que esto también te da un cierto “glamour”. Un glamour inmerecido porque todos tenemos la oportunidad de ser solidarios en cada segundo de la vida. Con el tiempo he aprendido, también, mucho sobre la diferencia entre ofrecerse y tratar de imponerse. Hay ocasiones en que – sin ser consciente de ello – he creído que podía imponer mis criterios, como si éstos fuesen de alguna manera mejores que los de los demás.

Debemos desmontar de una vez la idea de que vamos “en voluntariado”. En realidad, los sitios, las personas con las que vamos son los verdaderos “voluntarios” que nos aceptan a nosotros, con nuestras mejores intenciones, pero que a la vez estamos en la búsqueda de ayudarnos a nosotros mismos a crecer.

Si somos capaces de vivir la experiencia con humildad y sumo respeto al entorno, a la cultura, a las diferencias, y si vamos con ganas de aprender y de ponernos al servicio de lo que ellos nos quieran dar, sólo así podremos ser capaces de recoger de esos voluntarios la apertura que tienen al abrirnos sus puertas, compartir sus vidas y hasta permitirnos actuar. Es como enseñar. Nos llamamos profesores cuando en realidad somos alumnos porque cada ser que se acerca a nosotros tiene algo o mucho de lo que podemos aprender.

Porque la palabra “voluntariado” viene de “voluntad” y esa voluntad es la que debemos de ejercer día a día, en nuestro propio ámbito, donde estemos, para ser fuerzas constructivas de nuestro propio paraíso ahí donde nos toque vivir, que tengamos un carácter noble de interrelación con los demás, con una cosmovisión que nos recuerde que no necesitamos viajar fuera de nuestros confines para ser reales voluntarios de la vida… porque la vida está ahí… en un dar y recibir eterno.

¡Únete al voluntariado de Tusclases Solidarias!

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