Si trato a mis alumnos como seres humanos que valen la pena, si les hablo como personas que tienen algo que decir, que me interesan, si me adapto a sus necesidades y les muestro respeto autentico, conseguiré que me escuchen y se escuchen y aprendan a su ritmo.
Si trasmito los conocimientos como si todos los alumnos fuesen el mismo no los conoceré nunca; en cambio si aprecio lo que les hace diferentes, lo que les hace únicos/as llegaré a conocerles y aprenderé yo también de su proceso de aprendizaje.
Enseñar es adaptarnos y también conocernos y sacar lo mejor de cada uno; en eso los alumnos son expertos, despiertan en nosotr@s áreas que teníamos dormidas y amplian nuestras múltiples capacidades
Además de escuchar al alumno, también es importante llevar la clase y generar respeto, empatía y la autoridad mínima para que confien en mí además de no conformarme nunca con los métodos aprendidos de docencia, mantenerme curiosa y activa, lo que hoy en día llaman "reciclarse".
El o la profesora de español en concreto, debe tener mucho arte para mantener la fluidez de sus clases y que éstas además de aportar contenido, sean amenas, atractivas.
La autocrítica también es muy importante. En mis clases de español para extranjeros, concretamente, debo respetar las diferencias interculturales, abrir mi mente, escuchar diferentes acentos sin pensar en estereotipos que no aportan nada y dar una visión de la lengua española lo más similar para todos y todas.
Si cumplo con lo que le prometi al alumno/a ganaré en confianza y credibilidad.
También planifico mis clases, me marco objetivos, me organizo pero con flexibilidad frente a lo que el alumno o alumna demanda y procuro generar interés, siendo lo más original posible con mis propios métodos de enseñanza.
Finalmente trabajar con un grupo de personas me obliga a estar atenta, abierta, coordinar y cooperar con ellos y ellas para que puedan seguir facilmente las clases, y porsupuesto, aprender de ellos y ellas mucho.
