La armonización en el Death Metal y el Black Metal y su relación con la Música Clásica Europea

Dicen que la Música ha estado presente en nosotros mismos desde el día que nos erguimos y comenzamos a caminar, con ese '2 por 4' que guía nuestros pies, por lo que no es casual que una marcha marcial se escriba en compás binario, por ejemplo.

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Cuando algo se vuelve reiterativo y manido, aparece un compositor que decide que ya es hora de evolucionar. Estos cambios a veces triunfan, pero lo cierto es que siempre van a ser criticados, luego aceptados y, más tarde, copiados. Que se lo digan si no a los defensores del Ars Nova frente a los conservadores del Ars Antiqua. ¿Y hasta cuándo es esto así? Hasta que vuelva a resultar reiterativo y manido, aparezca un nuevo compositor,... Y así la Música sigue y seguirá fluyendo como pasa en todas las Artes, siempre un paso por delante.

La Música es para mí como un ser vivo que se encuentra en constante crecimiento y evolución. Los autores de épocas pasadas reinventaban el estilo de su tiempo, evitando parecerse a lo que sus predecesores componían, incorporando nuevas formas de sorprender al público, así como la pintura o la arquitectura mejoraba con cada generación. Y es lógico esto, las sociedades cambian, el pensamiento cambia y la música sigue acompañándonos en el proceso.

Historia de la música y su relación con el Death y Black Metal

Se me viene a la cabeza una anécdota que un profesor nos narraba y que, a día de hoy, todavía no sé si tiene algo de real o era una broma que relataba a sus alumnos para que entendiésemos este concepto. Nos contaba cómo Leopold Mozart, padre del archiconocido Wolfgang Amadeus Mozart, increpaba a su hijo diciéndole que su música nunca llegaría a gustar. Por supuesto, el oído de Leopold era aún Barroco, mientras que el de su hijo, Mozart, aunque admiraba las obras de su padre y sus antecesores, pertenecía ya a la etapa Clásica.

La sociedad había cambiado, el pueblo llano comenzaba a recuperarse económicamente, las familias nobles tenían capital suficiente como para poseer instrumentos y pagar a los profesores. Nadie quería tocar las complicadas partituras de Johann Sebastian Bach. ¿Alguien es capaz de tararear alguna de sus fugas? Sin embargo todos sabemos canturrear canciones de Mozart: ‘Estrellita, ¿dónde estás?…’ (en otras versiones: 'Campanita del lugar...'). Sí, fue Mozart.

Una de las características que vinculan con más fuerza a estos dos estilos, el Death y el Black Metal, con la época Clásica es quizás el gusto por el virtuosismo. Tras la aparición del Concerto y previamente de la Ópera (año 1600, fecha con la cual marcamos el comienzo del Barroco hasta la muerte de Johann Sebastian Bach, en 1750) los músicos comenzaron a tomar cierto prestigio en la sociedad y, a medida que los luthiers construían cada vez mejores instrumentos, también mejoraba la técnica de sus ejecutantes, así como la de los (y más tarde, las) cantantes, que evolucionó junto a las exigencias de los compositores.

Ya en el Clasicismo, con la Ópera en su época dorada, encontramos quizás a los músicos más virtuosos, como el violinista Niccolò Paganini o el considerado más grande de todos los castratos, Carlo Broschi, mundialmente más conocido como Farinelli. Del mismo modo, la técnica instrumental y vocal de los músicos que nos atañen, se caracteriza por una gran capacidad para el virtuosismo. Quizás una de las técnicas vocales más conocidas y a su vez improbadas es, sin duda, el canto gutural (comúnmente más agudo en el Death Metal y más grave en el Black Metal). Esas voces que para algunos son sólo ‘berridos’ requiere años de práctica y estudio y, sí, se estudia.

Existen cientos de profesores de canto que dominan y enseñan la técnica. Pero no es ni mucho menos nueva, sino que ya se venían usando desde comienzos del siglo XX, con el estallido de los nuevos estilos musicales y el desarrollo de las 'técnicas extendidas' en distintos instrumentos orquestales y la voz. Y podemos remontarnos aún más en el tiempo si cabe, ya que estas técnicas vocales vienen siendo usadas desde hace siglos por pueblos como el inuit o el mongol, aunque si bien es verdad que éstos tienen notables diferencias en las que no vamos a entrar, como la polifonía con el uso de armónicos.

Pero dejemos de lado el punto filosófico y romántico de toda esta evolución y adentrémonos ahora en lo que veníamos a comparar: el mundo de la Armonía, explicando en cada caso las semejanzas y posibles diferencias con la música de nuestros predecesores en el marco concreto de la Música Clásica de tradición Europea.

Atendiendo por tanto al punto de vista armónico y, también en gran medida, al punto de vista textural y contrapuntístico, el Death Metal, especialmente en su variante Melódica (Melodic Death Metal), no difiere demasiado de la armonía clásica, sobre todo de en torno a los siglos XVIII y XIX. Las armonizaciones son tremendamente semejantes a las de decenas de autores como Ludwig Van Beethoven (aunque si bien es aún más común encontrar sus aportaciones en otros estilos como el Power Metal), Franz Schubert o el siempre impetuoso Richard Wagner, desde las más grandes y apasionadas Sinfonías a los más estrepitosos y agitados Scherzos. Al igual que en ellos, las armonizaciones por 3as y 6as son comunes en sus melodías como son necesarias en un Lied. Las relaciones armónicas de Tónica, Subdominante y Dominante siguen intactas (aunque matizables) y el uso de la instrumentación y los matices siguen cumpliendo su papel funcional.

El uso de la Cadencia Auténtica (V - I, Dominante - Tónica)

Algo que sí podemos observar diferente es que, en gran medida, se ha sustituido el uso de la Cadencia Auténtica (V – I, Dominante – Tónica), por otra gran variedad de cadencias, entre la que destaca la que yo denomino Cadencia Menor (VII – i) por usarse exclusivamente en estas tonalidades. Aunque si bien la Cadencia Auténtica no ha sido abandonada del todo, parece que la pomposidad de su resolución ya no encaja con esta música, aunque sí que seguimos viéndola en pasajes intermedios, pues la relación Dominante – Tónica, como hemos dicho, sigue estando presente. ¿Es raro este cambio? Por supuesto que no… La Cadencia de Machaut o la Cadencia Landini de la Edad Media dejaron paso a la Cadencia Auténtica del Barroco y el Clasicismo y esta, a su vez, evolucionó considerablemente en el Romanticismo (siglo XIX) hacia otro tipo de acordes del área de Dominante como es el de Sensible (viio7, VII disminuido), muy parecido al V, pero bastante más tétrico y oscuro. Así como el área de Dominante evolucionó a lo largo de la historia, también se experimentó con el área de Subdominante, creando nuevos acordes, cada vez más y más extendidos (Dominantes Secundarias, 6as Aumentadas y Napolitana,…) hasta que por fin algunos autores del siglo XX se atrevieron con la más tabú de todas: el área de Tónica, el centro gravitacional de la obra, el hogar, el reposo, la calma.

Diferencias entre el Death Metal y Black Metal relacionadas con la Historia

Pero, continuando con el Death Metal, podemos encontrar también en este estilo, con bastante naturalidad además, una notable simpatía por los llamados Modos Griegos, más comunes en el post-romanticismo de principios del siglo XX (teniendo como abanderados a autores tan conocidos como Claude Debussy o Erik Satie), que hace más diversa y rica su dimensión armónico-melódica. Las posibilidades sonoras de éstos amplían el abanico melódico tanto en tonalidades mayores como menores y se escuchan, a veces, como pinceladas folclóricas de numerosos países, zonas o culturas europeas, hecho que se ha logrado expandir en las últimas décadas a prácticamente cualquier parte del mundo, haciendo aún más rica dicha diversidad melódica. No es raro encontrar, ya que quizá nos coge más de cerca, pasajes escritos en modo Frigio o incluso Dominante Frigio, escalas usadas en el Flamenco, tanto pasado como actual.

Por su parte, el Black Metal (sea éste el clásico y primogénito Black Metal Noruego o cualquiera de sus posteriores ramas), se aleja de la fuente de la armonía clásica y se adentra aún más en el siglo XX pero, eso sí, dejando ahora de lado los citados Modos Griegos (aunque no en su totalidad) y adquiriendo entonces un tratamiento de la armonía mucho más moderno o evolucionado que ésta su etapa anterior clásico-romántica (1750 – 1870, aproximadamente). Destaca así por el uso de las ampliaciones de la tonalidad y las áreas tonales (como ya lo harían autores como Béla Bartók) y, más específicamente, por sus enlaces armónicos atonales, es decir, aquellos ajenos a la tonalidad inicial o principal de la obra. El gusto por las modulaciones y relaciones armónicas lejanas (si enmarcamos su armonía dentro del Círculo de Quintas, por ejemplo) es también muy remarcable en este estilo, que a veces recuerda a las usadas para representar a diferentes personajes de una Ópera Clásica.

Encontramos en este estilo, por tanto, armonizaciones poco comunes en lo que a las relaciones tonales se refiere, método compositivo actualmente muy explotado en la música cinematográfica (sea ésta de carácter programática o motívica). ¿Por qué esta música suena tan mágica? Es por el uso poco común de enlaces armónicos que algunos podrían considerar más ‘brillantes’ (como el i – #VII, tan usado en el género fantástico) y aquellos que podríamos llamar más ‘oscuros’ (como el i – vi del temido Darth Vader), aderezado todo ello con el espectro completo de la disonancia – consonancia. Podríamos resumirlo así: ¿Has visto alguna película de acción o de superhéroes últimamente? ¿Has oído lo épica u oscura que se vuelve la música cuando aparecen protagonistas y antagonistas? Eso, en términos armónicos, también forma parte esencial del Black Metal.

Por último, ya que hemos introducido algo de sus aspectos melódicos además de armónicos (irremediablemente inseparables), destacar una gran diferencia entre ambos estilos en la forma de abarcar sus melodías. Mientras que el Death Metal posee una textura melódica bien conocida por cualquier músico desde la etapa Clásica (mediados del siglo XVIII), con movimientos por grado conjunto y contrarrestando los pequeños saltos melódicos (lo que en el marco clásico definiríamos con el término ‘Cantabile’, que es cantable, fácil de entonar), el Black Metal, sin embargo, suele usar patrones melódicos más arpegiados, mucho más parecidos a lo que alguna vez se usaran durante el Barroco (1600 – 1750 aprox.) y con una tendencia clara a ejecutar sus notas tremoladas. Es curioso cómo, éste último estilo, ha dado en este sentido un gran paso adelante en cuanto a armonía se refiere, pero ha echado la vista atrás en el tratamiento de la melodía.

Como sabemos, las grandes preguntas de la humanidad son: quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. De la misma forma, creo que todo artista debería hacerse esas mismas preguntas.

Conclusiones

Llegados a este punto, me pregunto si he sido capaz de transmitirte algo con lo que aquí expongo. Probablemente te preguntarás el motivo para escribir esto... Y es que, aunque parezca este artículo una defensa de algún estilo de música, no es ni mucho menos mi intención. No soy siquiera un gran fan de algunos de los estilos musicales que he citado aquí, pero yo también los critiqué, a día de hoy los conozco y ahora soy capaz de admirarlos y disfrutarlos.

Considero que no necesitas que algo te guste o te emocione para entender el valor que tiene; para mí son conceptos totalmente distintos. También podríamos haber hablado (y ojalá en algún futuro lo hagamos) de muchos otros estilos, o simplemente podríamos haber seguido hablando de aspectos musicales como el tratamiento del ritmo del Djent, tan parecido al asombroso Konnakol hindú, unido a la prosodia de su lenguaje… pero no es cuestión de alargarnos más.

¿Por qué estos dos estilos entonces? Porque aquellos que los conocen bien tiende a compararlos entre sí y quienes no los conoce tiende a criticarlos y despreciarlos, simplemente por eso. La belleza está en el ojo de quien observa (o, en este caso, en el oído de quien escucha). Cuando ampliamos nuestros conocimientos somos capaces de escuchar más allá, de encontrar patrones y referencias,... en definitiva, de entretejer el tejido de la historia.

Si hay una cosa que quiero transmitir con todo esto es que, al final, todo está conectado. Somos la evolución que nos precede. Seguimos en el mismo camino, pero nos cambiamos de zapatos para pretender dejar una huella diferente. No es esta música más que el siguiente paso en la evolución: criticada, aceptada y más tarde copiada. No es más que un intento de romper con las épocas anteriores. No es esto más que otro Mozart (salvando las distancias) siendo interpelado por su padre, con su oído anticuado, decidiendo por él qué está bien y qué está mal y sin tener en cuenta que, su música, ya va un paso por delante.

Diego Serrato

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