Constantemente me encuentro con alumnos y alumnas en cursos superiores (diría que de 4º ESO en adelante) con una importante carencia en las bases necesarias para continuar el aprendizaje de determinada materia.
No ocurre solo en mi campo, que son los idiomas, sino en cualquier ámbito científico o literario. Quizá en asignaturas como los idiomas y las matemáticas sea algo más tangible, debido a que son materias muy prácticas, donde la diferencia entre entender o no una fórmula o estructura lingüística puede determinar un suspenso o aprobado.
Ante esta realidad, me surge siempre una pregunta: ¿Por qué el sistema educativo va pasando de curso a esos alumnos que no tienen los contenidos consolidados? Si nuesto sistema español se basa (actualmente) en la mejora de la calidad educativa, ¿qué medios reales estamos poniendo para ello?
No es mi intención ahora hacer una valoración de las leyes de Educación que han ido desfilando desde la instauración de la democracia. Pero sí me gustaría que veamos estas carencias en el alumnado como un resultado de que hay algo que, claramente, no se está haciendo bien.
Confío en que en el futuro, entre todos, podamos ir dando solución a los problemas que tiene nuestro sistema. Yo, como simple profesora, quizá no pueda hacer mucho. Pero contigo, compañero, madre, padre o alumno, sí. Es trabajo de toda la comunidad educativa proporcionar a los niños y jóvenes las bases necesarias para su completo desarrollo educativo, cívico y personal.
