Hoy en día las clases particulares se han convertido en la droga de las familias españolas, sin ser su culpa. Si un niño encuentra dificultades en una materia, es común que la reacción sea llevarle a clases particulares pero, ¿consigue esto una verdadera mejoría?
La educación española está afrontando un bache; se enseña a resolver problemas mecánicos pero no a encontrar soluciones autónomamente. Esto mismo es aplicable a las clases particulares; acudimos a personas con el conocimiento necesario para aprender pero no para adquirir habilidades que nos permitan avanzar solos, sino para que nos lleven ellos también durante el proceso. El fallo es que los profesores deben acompañarnos, no llevarnos, porque el verdadero proceso depende únicamente de nosotros. Una educación académica correcta es aquella que nos anima a investigar y que incita a la curiosidad, no la que se centra en resolver problemas que han asignado otros. No todos somos capaces de iniciar un proceso de aprendizaje con autonomía pero es mejor inculcar un espíritu de independencia y de autosuficiencia; acudiendo a los demás si es necesario pero explotando nuestras habilidades a su vez.
Este es el mayor fallo de la mayoría de las clases particulares, crean una necesidad de apoyo para lograr los objetivos cuando somos todo lo que necesitamos para obtenerlos. No son una manera de trabajar menos, sino de aprovechar mejor lo que trabajamos; no están ahí para resolvernos los ejercicios, sino para darnos herramientas para que seamos capaces de resolverlos por nuestra cuenta.
Por todo esto, apoyar a alguien en una materia es una gran responsabilidad, porque puede ser un paso para que inicie un camino de aprendizaje o para que sufra una dependencia y un sentimiento de no ser autosuficiente el resto de su vida estudiantil. Sin embargo, el secreto está en impartir unas clases correctamente teniendo en cuenta el tipo de alumno para acompañarlo y que aprenda sus propias estrategias pedagógicas. La satisfacción de alguien que mejora porque hace un buen uso de las herramientas que le has aportado es mayor a la recompensa económica de impartirle clases durante más tiempo.
