La comunicación en el aula: Aprender a convivir

« Aprendemos a través de conflictos » – afirma Xesus Jares en el Congreso sobre Convivencia de Gasteiz en 2013. Para Jares, hemos sido educados de manera incorrecta en relación al conflicto, porque el conflicto está siempre presente.

Aprender a convivir es un proceso orgánico, vivo y en permanente construcción. Para conseguir un aula y por tanto una educación que funcione hay que conseguir convivencia, y para conseguir convivencia es necesario establecer una serie de normas.

Las normas que se establecen en un aula no pueden resumirse a un catálogo de deberes y derechos dictados por el profesor en sesenta minutos y memorizados por el alumnado. No. Las normas que se deben cumplir en una clase son necesarias, pero deben ser fruto de la reflexión y la elaboración común. Los alumnxs deben ser partícipes de ese catálogo para que sean conscientes cognitiva y moralmente de esas normas. Además, es necesario saber que las normas es un proceso vivo, como decía, algo que debe construirse a lo largo de un determinado tiempo si queremos que se obtengan resultados positivos. Jares pone el ejemplo de una norma: « no podemos hablar tres al mismo tiempo ». Para transmitir esta idea, esta norma, y que se cumpla en nuestro aula, debemos hacer que los alumxs entiendan por qué no se puede hacer y no que aprendan a no hacerlo. De esta manera, la primera tesis llevará a la segunda. Las normas se aprenden, no se enseñan. Y la dinámica de clase es el caldo de cultivo.

A la hora de consensuar las normas del aula debemos tener en cuenta la disciplina que subyace en las mismas. No es lo mismo establecer la puntualidad como norma primera, es evidente que debemos ser puntuales, que establecer el silencio absoluto o la obediencia ciega al profesor. Podemos pedir silencio, sí. Pero el modelo que establecen estas dos últimas puede llevar a la imposibilidad de conseguir una educación democrática y participativa, con consecuencias evidentes en el aprendizaje y relación profesores – alumnado.

En conclusión, para abordar la convivencia dentro de clase hay que, en primer lugar, determinar el tipo de disciplina que queremos inculcar, el tipo de educación y, en definitiva, las normas por las que nuestro aula se va a regir. En segundo lugar, elaborar un plan de aplicación de estas normas, evitando el modelo mecánico de aprendizaje memorístico de las mismas, y apostando por un proceso de aprendizaje en el que las normas se aprendan en las dinámicas de clase para así construir entre todos las normas lógicas y necesarias para impartir una clase. Para ayudarnos, podemos consultar los diferentes planes y programas en relación a la convivencia aprobados por nuestro centro. Algunos ejemplos son el Plan de Convivencia, el Plan PROA (Plan de refuerzo, orientación y apoyo), el Programa PMAR (Programa de mejora del aprendizaje y rendimiento) y el Programa de Éxito Escolar.

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