¿Cuántas veces os ha pasado que una semana después de un examen no os acordáis de prácticamente nada de lo aprendido? Es cierto que siempre hay excepciones, pero por lo general es algo muy común: estudiar solo para contestar las preguntas de un examen.
El verdadero problema de esta cuestión no se encuentra en los alumnos, ellos simplemente son jóvenes que están recibiendo una educación en concreto, de hecho, por lo general, ni siquiera es de los profesores que les enseñan, la cuestión radica en el modelo educativo que existe (almenos en España). Tenemos que centrarnos en demostrar al alumnado que lo que están aprendiendo no es una información vacía que después de un examen ya no tiene sentido tener en cuenta. Para ello, hay que enfocar las clases de modo que incentiven esa curiosidad e interés a los estudiantes, centrándose en aspectos que quizás no se suele hacer suficiente hincapié como los motivos de estudiar un temario en concreto o las aplicaciones que este tiene, realizando actividades fuera de lo habitual para interiorizarlo con más profundidad. Por ejemplo, en la asignatura de Física, se podría hacer una demostración empírica de cualquier fenómeno en concreto, o en Matemáticas utilizar programas informáticos para visualizar y entender conceptos abstractos.
Además, para más inri, la mayoría de los exámenes fomentan enormemente el hecho de memorizar/mecanizar el temario de un libro para luego literalmente copiarlo en un examen. Si consiguiésemos que la evaluación estuviese más centrada en razonar y discutir el contenido aprendido y menos en "vomitar" lo aprendido, haríamos que los estudiantes se focalizasen en entender el temario más que verlo como un conjunto de temas que hay que aprenderse porque caen en un examen. Hay que estudiar para aprender (y en consecuencia aprobar), pues no tiene ningún sentido educativo intentar retener una información o procedimientos para luego plasmarlo en un papel, para eso ya existen los robots y ya lo hacen muchísimo mejor que los humanos.
Empieza a dar clases particulares
Un inconveniente obvio a todas estas propuestas es el escaso tiempo del que disponen la mayoría de profesores en sus institutos, impidiéndoles poder hacer actividades complementarias más allá de las frías clases que todos conocemos. Por este motivo, este es un problema del modelo educativo en general, ni siquiera existe un culpable de ello, simplemente es el sistema que se ha ido adaptando por cuestiones históricas. Esperemos que en los próximos años nuestro modelo educativo mejore y consigamos que los alumnos vean la educación como una etapa enriquecedora en vez de un martirio.
