Experiencia docente de nivel universitario en aulas de secundaria y bachillerato

Hoy en día todos tenemos acceso a toda la información del mundo con un solo click de ratón. Precisamente por el exceso de información y en muchas ocasiones la ausencia de rigor científico de la misma, o el desconocimiento propio en la materia, vivimos en una época de desinformación en un mundo bombardeado constantemente con noticias.

Por ese motivo, acercar de una forma clara y rigurosa la ciencia a los más pequeños intentando generar en ellos curiosidad por todo lo que les rodea es uno de los principales motores de mi vocación docente. En este contexto, posiblemente el proceso más complejo y a la vez más gratificante al que me he enfrentado a lo largo de mi carrera ha sido la preparación de cursos de ciencias avanzadas para niños de ESO y bachillerato. Hasta ahora, he tenido la fortuna de poder crear e impartir  3 cursos sobre "genética molecular", "genética humana y patologías" y "neurobiología" en diferentes colegios con excelente acogida y éxito entre los estudiantes de entre 14 y 17 años.

Elaborar un temario complejo y alejado de todo aquello que han estudiado previamente en las aulas y conseguir la atención y participación de un público adolescente genera numerosas inseguridades. Por ejemplo, la mezcla de edades en el aula, que se traduce en diferentes niveles de conocimiento a los que debes adaptarte. Eso no implica una pérdida de rigor consecuencia de la simplificación excesiva de conceptos, es algo en lo que no podemos caer. Para ello, captar su atención con metáforas, experimentos sencillos o vídeos, herramientas docentes que todos tenemos a nuestro alcance, garantiza nuestro éxito en la comprensión de conceptos complejos. La búsqueda de un temario atractivo para los estudiantes también es clave a la hora de conseguir su participación y buena acogida. Aquí he aprendido que la flexibilidad en estas clases es fundamental. No imparto clases magistrales sobre un tema impuesto por la programación docente del sistema educativo sino que acerco la ciencia a los niños. Estoy ahí para responder a sus dudas reales y por ese motivo, en la mayoría de ocasiones el propio alumnado ha terminado planteando temas de una clase para otra modificando todo aquello que tenía previamente planeado. Es ahí donde puedes comprobar cuáles son las inquietudes y curiosidades de cada estudiante. Es ahí donde puedes fomentar la crítica, sembrarles más dudas, tratar temas de relevancia científica actual... Gracias a ello nunca he impartido un curso igual a otro y me he podido adaptar a las necesidades de cada grupo de adolescentes. 

Por eso, me siento realizada como profesora cada vez que en mi aula hay un debate sobre una noticia publicada, cuando un alumno se plantea más preguntas a raíz de una respuesta dada, cada vez que se quedan con ganas de saber más. Mi objetivo no es que aprendan más sino que disfruten aprendiendo, que cuestionen todo, que contrasten información, que aprendan a buscar respuestas... que sean capaces de tener un criterio propio en un mundo donde éste escasea.

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