Un día más de cuarentena pasa y todos, profesores incluidos, valoramos cómo nos afecta en nuestro trabajo, en nuestra día a día este confinamiento.
Una vez nos vemos sanos, y ojalá sea el caso de toda persona que lea esto, y a nuestro entorno debemos de continuar con nuestros quehaceres.
Dentro de éstos está el ocio, las aspiraciones y la educación. Puede ser leer un libro, aprender a tocar el piano...o mejorar en idiomas.
Cada vez más estamos valorando la enseñanza telemática. Alumnos y profesores nos vemos abocados a ello por gusto o no. Pero enseguida podemos comprobar que ésta única opción de recibir o dar enseñanza que tenemos ahora no es, ya no tan mala, sino excelente. Y surge una oportunidad.
Quien se había acostumbrado a desplazarse a una academia cada día, conducir, aparcar y esperar a que llegue el profesor ve ahora que dos clicks está en una alumna virtual con apuntes en powerpoint, calidad de video y audio excelente y un profesor dedicado en la tranquilidad de su casa.
Quien, como profesor, se habia acostumbrado al murmullo, la calidad de la gente en directo y la presencia puede comprobar que existe una calidad digital nada más uno se acostumbra a ella.
Estos son tiempos de incertidumbre, pero también de oportunidades para quienes aceptamos sacudirnos la chaqueta del polvo acumulado y decidimos habituarnos y aprender de este nuevo escenario.
