¿Sabéis lo que pienso yo que es lo más importante para el aprendizaje del alumno? La motivación. Después de un montón de años dando clase tanto a personal en activo como a alumnos en periodo de formación, he aprendido que lo más importante para que un alumno asimile e integre los conocimientos, es la motivación que tenga.
¿Y sabéis quién creo yo que es el responsable de que esa motivación exista o no? El profesor. Él es el encargado de que la documentación de soporte sea apetecible, y, sobre todo, de fomentar las ganas de aprender en las clases. ¿Y cómo se consigue eso? Despertando la curiosidad en el alumno y haciendo la clase lo más práctica posible. Y así es como me gusta hacerlo a mí.
He formado a muchísima gente de distintas profesiones, y mi objetivo con todos es el mismo: conseguir que integren las buenas prácticas de manera automática como el respirar. Que no tengan que pensar luego por qué esto se hace así, o cómo se hacía lo otro, sino que lo tengan tan claro e incorporado en su corteza cerebral que les salga espontáneamente.
Y eso solamente se consigue combinando bloques sintéticos de conocimientos, prácticas que demuestren la realidad de la teoría, y hacer esa receta fácil para el alumno. Cuando se aprende con ganas, cuando las clases te resultan divertidas, interesantes, y sobre todo útiles, nada se olvida.