Italiano: hace falta un espacio único global.

Una lengua es un complejo mundo abstracto y, a la vez, real que las personas comparten por interaccionar entre ellas, a través de distintos canales y herramientas comunicativas (gestos, expresiones faciales, sonido, ruidos, palabras escritas o habladas, música, etc.).

Influir sobre la estructura del idioma

Por eso que hablando de lengua extranjera es necesario y obligatorio hacer una aclaración. Los idiomas extranjeros se hablan y se modifican -o sea existen- cuando hay una comunidad de individuos que utilizan, por alguna razón, el mismo idioma que no sea la lengua nativa. En un instituto, en familia, entre amigos, en las redes sociales. Queda claro que la cantidad de hablantes de un idioma en un contexto geográfico es directamente proporcional a la capacidad de intervención sobre las estructuras gramaticales, fonéticas, sintáctica y socio culturales.

Un ejemplo, Buenos Aires.

Si en Buenos Aires existen muchas comunidades (micro o medianas) donde a diario se habla italiano, hasta el día de hoy esto no significa que el idioma hablado o escrito por estas personas influya en la estructura del italiano, dado que el idioma del "Bel paese" es representado oficialmente por la comunidad-país de 60 millones de personas que viven en Italia. En todo el mundo afuera del los confines italianos, existen casi 30 millones de italiano-hablantes. Hay muchas comunidades que utilizan el italiano como lengua nativa (italianos nativos de primera generación) o como segundo idioma (los hijos o nietos lo usan como lengua extranjera). Pero estos 30 millones de individuos no pueden influir sobre la estructura del italiano vivo porque habitan, por una buena parte del año, fuera de Italia.

El desinterés de Italia por el italiano en el mundo

Pero hay un problema: no existe un espacio único global del italiano en el mundo. La inexistencia de una red única a nivel mundial que recoja en un solo lugar (digital y físico) las miles de comunidades, universidades, institutos, embajadas etc.. fuera de Italia es la consecuencia más obvia del desinterés del estado italiano por el idioma en el extranjero.

Es nota la división entre dos conceptos muy tradicionales: Lengua extranjera (el italiano fuera de Italia) y segundo idioma (el italiano hablado y escrito en Italia por extranjeros de las primeras generaciones). Una división antigua y anacrónica. Hoy en día sería importante reconocer la lengua italiana como un corpus único compuesto por variedades regionales y locales de todo el mundo; un espacio que pueda influir en las estructuras del idioma oficial, un poco como pasa con la Real Academia Española y el español latinoamericano.

Conclusiones

Los institutos italianos de culturas en el extranjero no son suficientes -y muchas veces ineficientes- para coadyuvar y gestionar la complejidad de un espacio único global del italiano. 30 millones de personas que hablan y escriben en italiano (inclusive los italianos nativos de las primeras generaciones que viven en el extranjero) deberían poder aportar al constante cambiamento del idioma italiano en Italia y en todo el mundo; lengua “extranjera” que vive y se modifica afuera de un reconocimiento normativo y socio cultural. Mientras tanto Italia no hace lo suficiente para salvaguardar este patrimonio cultural e histórico, hay miles de realidades que viven muy muy lejos de un espacio único y condiviso.

Prof. Andrea Alamanni

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