La neuroeducación es la disciplina o transdisciplina que promueve una mayor integración de las ciencias de la educación con aquellas que se ocupan del desarrollo neurológico. Estudia el funcionamiento del cerebro durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, analiza el desarrollo del cerebro humano y su reacción a los estímulos, que posteriormente se transforman en conocimientos.
Desde el punto de vista educativo, conocer el desarrollo del cerebro durante toda la etapa evolutiva es clave para saber cómo generar un aprendizaje profundo, eficiente y significativo. Conseguir que los alumnos otorguen significado al conocimiento que se les está entregando y que perdure en el tiempo.
Esto debe traducirse en hechos, en el instante de preparar y dar una clases. El aprendizaje significativo se alcanza y se utiliza cuando un conocimiento nuevo es construido y relacionado con los conocimientos previos, donde el sujeto adquiere un papel activo, reestructurando y organizando la información. Es sentir cómo de pronto encajan todas las piezas de un concepto, de una idea, de una teoría, fórmula o razonamiento. De forma más clara:
- El aprendizaje significativo es activo, constructivo y duradero,
- Requiere comprender, sentir que la información es útil y no limitada solo a memorizar.
- Implica relacionar nueva información con conocimiento previo.
¿Entonces, en todo este contexto de revolución educativa, podríamos decir, que la enseñanza juega un rol importante? Evidentemente sí, es más, fundamental, pero quien ahora tiene el protagonismo es el aprendizaje, sin olvidar que al parecer todavía, para muchos autores no se logran desvincular del todo, ambos procesos, como parte de un mismo.
¿Por qué decimos que la neuroeducación nos pauta que el cerebro es sinónimo a la brújula que orienta, a la batuta que dirige y al reloj que marque los tiempos, del aprendizaje? Pues sigamos adelante para comprender la respuesta.
La neuroeducación surge de la necesidad de desarrollar herramientas para que los estudiantes pongan en acción todos los aprendizajes adquiridos. Es por esta razón, se ha comenzado a evaluar la eficacia de las competencias que puedan alcanzar los alumnos para así, transferir y aplicar los conocimientos, redefiniendo de esta forma, el concepto de aprendizaje.
Debido a esto, se llega a la necesidad de que, tanto el profesorado como los estudiantes, apliquen una nueva manera de enseñanza y aprendizaje de los contenidos.
Esta nueva manera de trabajar con el aprendizaje, se inicia con una profundización sobre el funcionamiento del órgano encargado de dicho proceso: el cerebro.
