¿Lo sabes? Conciencia corporal y uso correcto del cuerpo en el baile

Podríamos decir que suena igual una guitarra afinada que una sin afinar, podríamos decir también que suena igual una flauta de madera que una de plástico y que si el músico es bueno, puede tocar la novena de Beethoven con un violín de plástico y hacerlo resucitar para nuestros oídos. Como poder podemos, pero no es cierto y lo sabes.

Puestos a poder, se puede decir que la conciencia corporal y el uso correcto del cuerpo no tiene ninguna influencia en el baile, que se puede hacer una doble pirueta con tirabuzón hacia atrás aunque no sepas ni en qué pie tienes colocado peso, que no importa dónde colocar una mano para indicar un giro o que da lo mismo desde donde se produce un movimiento de cadera. Insistimos, poder se puede, pero no es cierto y lo sabes.

Para ser sinceros este último “y lo sabes” es bastante más tímido que el primero. En nuestra experiencia todavía hay muy poca conciencia de lo importante que es trabajar el cuerpo en una clase de baile si queremos tener el resultado deseado.

Normalmente, hay prisa por aprender pasos para defendernos en una pista y después prisa por aprender unos más complicados para poder impresionar, dejando para después o para nunca cómo hacerlo de una manera afinada y en comunión con nuestro compañero, privándonos así, del verdadero disfrute de bailar en pareja. Si durante todo el baile estoy intentando mantener mi equilibrio, con inseguridad en las indicaciones, sobreviviendo a la dificultad de una pareja que no sabe cómo ha de tener su cuerpo para dejarse llevar, difícilmente podremos disfrutar, pudiendo convertirse incluso en algo más parecido a la lucha que a la danza.

Pretender obviar la conciencia corporal del aprendizaje de cualquier baile, sería como querer aprender a montar en bicicleta sin saber primero flexionar las rodillas, ¿imposible? Imposible no, pero entonces tendríamos que aprender ya montados, con mucho menos equilibrio, mucha más dificultad y sin duda, alargando el tiempo de aprendizaje.

Además, lo que se aprende respecto al uso del cuerpo en una clase de baile traspasa las puertas de la academia hasta tu vida diaria. Son muchos los alumnos que nos agradecen la desaparición de molestias en rodillas, pies o espalda porque, en último término, bailar no es más que mover el cuerpo en una secuencia determinada y a distinto ritmo que las actividades diarias pero donde utilizamos los mismos músculos y partes del cuerpo.

Vanesa Saavedra

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