La procrastinación es el dilatar o postergar actividades o situaciones que deberían y pueden hacerse cuanto antes (terminar un trabajo pendiente, dejar un mal hábito, ponerse en forma).
Las personas procastinadoras se engañan así mismas para obviar algunas de sus responsabilidades y darle paso a la pereza. El procastinador se hace, no nace y no se considera un problema trivial, ya que representa un problema de autorregulación que afecta el desempeño y estilo de vida y está consciente de las consecuencias de ello.
Por lo general esto se aprende en el ámbito familiar y en estilos de crianza autoritarios. ¿Muchos se preguntarán: como dejo de ser procastinador? ¿Se pueden establecer nuevos hábitos que al pasar el tiempo reduzcan este tipo de conductas? He leído hace poco, que existe una investigación del autor David Kadavy que consiste en básicamente dedicar 10 minutos luego que te despiertas a algo que ya habías planificado y que esté dentro de tus prioridades. Esto con la intención de disminuir la procrastinación.
Las hipótesis de David están basadas en su propia experiencia y dice, que este pequeño hábito fácil de llevar nos obliga a establecer un patrón de conducta en donde la repetición nos debía de la alternativa que no se quiere que es el de la dilación de actividades.
Lo interesante de esto es que esos 10 minutos se convierten en 20, luego 30 y así sucesivamente hasta llegar a los 40 o 60 min, pudiendo así llegar a terminar la actividad que nos habíamos propuesto.
Michelle Rotondaro.
