Ante dificultades para aprender un idioma, solemos acudir bien a una academia de idiomas o a alguien que nos pueda ofrecer clases particulares de idiomas. Pero muchas veces no sabemos cuál de las dos opciones es la que mejor se adecúa a nuestras necesidades. En este post te mostraré las diferencias entre ambos y cual sería tu mejor opción.
Pero antes de comenzar, he de aclarar que cualquiera de las dos opciones no garantiza para nada que te vaya a ir bien en lo que quieras estudiar o que apruebes una asignatura que te cueste. Ambos son refuerzos que te pueden ayudar muchísimo en alcanzar tus objetivos, pero en instancia eres tú quien debe poner más esfuerzo y dedicación.
Pros y contras de un profesor particular
Todo depende de las necesidades que tengamos. Si nosotros, o nuestro hijo carece o tiene problemas de concentración, quizá un profesor particular sea la mejor opción con el que puedas dedicar todo tu tiempo a él sin interferir con otros alumnos, y que él sea capaz de invertir todo su material y personalizar exclusivamente para tu caso.
En la situación de que ese profesor sea a domicilio, la comodidad que supone no ir o llevar a tu hijo al centro educativo o al lugar donde se imparte las clases supone un plus para escoger esta opción.
En cambio, si las clases se dan en el domicilio del alumno, este puede llegar a presentar problemas con la motivación, ya que, al tener un contacto constante con el alumno, la falta de recursos y espacio puede llegar a desincentivar al alumno. Por tanto, debemos encontrar un profesor que sea capaz de motivarlo, pero sin llegar a perder su respeto.
Por otro lado, tenemos que prestar mucha atención del profesional cualificado, pues todos los números y anuncios que encuentras no lo garantiza. La educación ya sea nuestra o de nuestro hijo depende en gran parte de ello y debemos comprender la responsabilidad que toma un profesor en ello.
Pros y contras de una academia
En cuanto a las academias, estas pueden llegar a suponer una mayor motivación para los alumnos ya que los grupos suelen estar compuestos de 5 o 6 personas, ya que se fomenta el compañerismo. Son, por lo general, clases mucho más dinámicas, y el profesor cuenta con más opciones y recursos para la docencia.
Otra ventaja es que el hecho de participar de forma activa permite al alumno potenciar otras capacidades como hablar en público, resolver dudas en común, la interacción con otros alumnos y el aumento de la confianza de uno mismo.
Pero, si lo que tú o tu hijo de lo que se carece es de concentración, será más complicado conseguir tus metas en una academia dado que las interacciones continuas entre los alumnos generan distracciones y el hecho de que el contenido no esté personalizado completamente para ti, y las explicaciones obligan muchas veces a repetir en varias ocasiones un mismo concepto, haciendo que los alumnos un poco más adelantados o que no lleguen al nivel del resto pierdan el hilo o el interés.
Conclusión, ¿qué es mejor?
En definitiva, no existe una única elección, tenemos que analizar el problema que nos frena a la hora de alcanzar nuestros objetivos y buscar la herramienta que mejor se ajuste a nuestro caso. Si lo que se necesita es un poco de motivación o recuperar el ritmo de las clases, la academia es la respuesta. Si, por otra parte, el problema es de concentración o una falta de comprensión de lo que se ha planteado, un profesor particular sería la opción más recomendable que se ajustaría mejor a tu perfil.
