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La equivocada percepción de que un nativo solucionará todos tus problemas

Lo más importante primero: no estoy escribiendo este artículo para dejar a profesores nativos por los suelos. Tú sigue leyendo, el título es para enganchar. Clickbait. Nomás.

Clases de idiomas

Enseño lenguas y en los diez años que llevo dando clases me ha ocurrido lo siguiente:

  • No eres nativa, no te doy trabajo (20%)
  • No eres nativa, pero te voy a dar trabajo si dices que eres nativa. (70%)
  • No eres nativa, pero tu experiencia y tus referencias me dicen que eres una profesional de interés para mi empresa. (10%)

Si, en muchas escuelas o academias, te dan trabajo con la condición, a menudo escrita en el contrato, de que digas que eres nativo porque los padres de los alumnos quieren que un nativo de clases a sus hijos.

¿Por qué es probemático esto? Hay varias cosas que son importantes en esta situación: la relación del colegio/academia con los padres; la relación de los padres y alumnos contigo; la relación que tienes con el colegio/academia que te emplea.

Empecemos con la relación de la academia con los padres y vamos a dejar algo claro para empezar: dar empleo a profesores nativos de una lengua es caro de narices. La mayoría de las academias y en especial es que hay en tu pueblo de dos mil habitantes no tienen los medios financieros para traer a profesores extranjeros. Es más, en la UE, muchos países reducen las listas del paro dando incentivos financieros a empresas locales para dar empleo a personas en el paro. Cuando una academia te dice que tiene 100% profesores nativos, no te están diciendo la verdad. Por otro lado, ser nativo no quiere decir que sea un buen profesor: sé de academias que contratan a gente sin formación de enseñanza solo porque son nativos. Es como si dijeras que el personal sanitario tiene que ser guapo como en Anatomía de Grey y por eso contratas a modelos en tu hospital en vez de médicos y enfermeras. ¿A qué no tiene sentido? Las academias y escuelas tienen una responsabilidad de informar a los padres de los alumnos por qué han contratado a un profesor (nativo o no) para dar clase a sus alumnos. ¿No es mejor que una persona con formación en lenguas (u otra especialidad) dé clases a tus hijos en vez de un camarero que está trabajando aquí en su gap year?

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Sigamos entonces con la relación entre los alumnos y el profesor y dejemos otra cosa clara desde ya: los niños pasan de media al día entre seis y diez horas con sus profesores en clase. La de veces que un alumno me ha llamado "mamá", sin inmutarse y ha reaccionado solo unos segundos más tarde cuando el resto de los alumnos empieza a darse cuenta de la situación, son incontables. Es más, me ha pasado al menos una vez a la semana. Y algunos de los alumnos no eran pequeños. Los profesores, en academia o no, tenemos una relación muy cercana con nuestros alumnos. Muchas veces sabemos cosas que no saben los padres. Esa relación es esencial para el aprendizaje: los alumnos confían en tí y reaccionan más a tí cuando sienten que te conocen. Mentirles sobre tu proveniencia desde el primer día rompe esa relación y afecta el proceso de aprendizaje. Desde un tiempo, mi política con mis alumnos es compartir información sobre mi vida personal cuando la pidan. ¿De dónde eres? ¿Tienes mascota? o la temida ¿tienes novio? Llegará un momento en el que tendrás que poner límites para mantener tu privacidad y ellos entenderán tu decisión. Pero en ningún momento mentir sobre quién eres es una buena política (ni en la enseñanza ni en ninguna otra situación, sencillamente).

Finalmente llegamos a la relación entre la academia y el profesor. Esta relación es difícil y delicada: por un lado tienes una relación de jefe-empleado pero por otro lado, tienes un trabajo que es claramente, de atención al público. Es un trabajo agotador y no puedes desperdiciar tus energías en algo que te distraiga de lo que tienes que hacer, que es enseñar. En el momento de la entrevista, deja las cosas claras, especialmente en cómo no vas a engañar a tus alumnos por ganarle unos dinerillos al centro. Las cosas claras no dejan lugar a dudas. Que no te metan en chanchullos.

Volvamos a los profesores nativos. Hemos hablado ya de lo que ocurre dentro de los centros de formación con respecto a los profesores nativos (o no). He aquí otra cosa que tienes que tener en cuenta. Un profesor nativo no ha aprendido su lengua. Espera. No te vayas. Escucha bien.

Durante siglos los seres humanos han aprendido lenguas extranjeras. Y a lo largo de ese tiempo han hecho teorías de cómo se puede aprender una lengua mejor. ¿Hay que escucharla? ¿Traducirla? ¿Aprendemos gramática o vocabulario? En algún momento de la historia, alguien tuvo una idea brillantísima: cuando los niños aprenden su lengua materna, aprenden repitiendo lo que hacen los padres, ¿no? Es decir, que si enseñamos una lengua de la manera en la que la aprenden los niños pequeños, los nativos, los hablantes extranjeros de esta lengua aprenderán con una habilidad igual, ¿no? Y entonces empezaron enseñar lenguas así. Y hacían sesiones de repetición y de preguntas y respuestas. ¿No sabes la palabra que quieres decir? Señala lo que es y yo te lo digo.

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No es un principio completamente equivocado, es una forma de practicar una lengua excelente. Sin embargo, alguien se dio cuenta de una cosa muy importante: no es lo mismo una lengua materna que una lengua extranjera. Esos años que pasa un bebé en casa con sus padres en los que no habla también son años de aprendizaje de la lengua. Y esto es una habilidad que la gente que aprende una lengua extranjera no tiene. Por lo tanto aprender como lo hacen los bebés no es equivalente y no da los mismos resultados.

Es decir, que un profesor nativo, con formación o no, no ha tenido que aprender su propia lengua de la misma manera que la están aprendiendo sus alumnos. Es más, en muchos casos (no todos, claro) habrá cosas que le sean dificilísimas de explicar a sus alumnos porque las hace automáticamente y no ha considerado que pudieran ser difíciles para otros hablantes. Un no nativo con formación no tiene ese problema: hemos aprendido exactamente la lengua como la están aprendiendo nuestros alumnos. Podemos predecir los problemas que van a tener porque los hemos tenido nosotros mismos. Seremos más capaces de enseñar ciertas cosas porque tenemos la experiencia de haberlas aprendido.

¿Y el acento? dirás. Los profesores nativos tienen un acento impoluto que podrán enseñarte. Y yo te digo: todo el mundo tiene un acento. El supuesto del acento neutro es una leyenda, no existe. Tu acento es parte de tu identidad, llévalo con orgullo. Indica que tienes el valor suficiente para ir a otro país, establecerte allí y hablar con la gente. No todo el mundo es tan valiente.

En conclusión: dar prioridad a un profesor nativo no siempre tiene sentido. Como alumno (si estás buscando profe) ten en cuenta la formación y experiencia de tu profesor (nativo o no). No tengas miedo de hacer preguntas: al fin y al cabo vas a invertir tiempo y dinero con esta persona, tienes que tener las cosas claras. Puedes incluso pedir una sesión de 10 minutos de prueba, muchos profesores aceptarán conocerte y ayudarte de manera gratuíta y sin compromisos. Al fin y al cabo, algún alumno se nos ha escapado sin pagar: esa sesión es tan útil para nosotros como para tí. Y que sepas que nativos o no, te daremos nuestras mejores clases y materiales para que mejores y te sientas agusto. Porque nadie quiere ser ese profesor mentiroso y abusivo (todos hemos tenido uno) que deja a sus alumnos sintiéndose mal y traumatizados, sin ganas de aprender. Nevah.

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