Muchos padres creen que enseñar inglés a sus hijos pequeños implica forzarlos a memorizar palabras o sentarlos a hacer ejercicios gramaticales. Aunque es común, esta idea es incorrecta. Basado en mi experiencia con niños, he observado que el aprendizaje temprano de un segundo idioma ocurre mejor cuando se produce de manera natural, a través de la exposición y sin presión.
¿Por qué el aprendizaje temprano es tan importante?
El cerebro de los niños en sus primeros años de vida es extremadamente plástico y absorbe nuevos conocimientos como una esponja. Los estudios indican que los niños que están expuestos al inglés desde una edad temprana pueden desarrollar conexiones neuronales que les permiten procesar y reconocer el idioma de manera inconsciente. Esto los prepara para su producción activa más adelante.
Personalmente, he trabajado con niños desde la época preescolar hasta que alcanzan la fase de producción activa del idioma alrededor de los 7 a 9 años. Los niños que han sido expuestos al inglés desde la etapa preescolar han logrado reconocer y producir palabras mucho más rápido que los niños que no han tenido esta exposición temprana. Por otro lado, los niños que comenzaron a aprender inglés más tarde, después de los 8-9 años, suelen tener más dificultades para familiarizarse con los sonidos y estructuras del idioma.
Estadísticas que respaldan el aprendizaje temprano
Según el EF English Proficiency Index, países como Suecia y Países Bajos, donde los niños están expuestos al inglés a través de contenidos audiovisuales desde la infancia, tienen jóvenes de 16 a 18 años con un nivel de inglés B2-C1 (equivalente al First Certificate in English - FCE). Por otro lado, en naciones como España e Italia, donde la interacción con el inglés es menor y los programas de televisión están doblados, los niveles son más bajos y los adolescentes tienen un promedio de B1.
Estrategias efectivas: Movimiento y aprendizaje
La forma más natural de exponer a los niños al inglés en casa es a través de actividades que involucran movimiento y aprendizaje. Una de las mejores estrategias que he implementado es el uso de canciones y bailes en inglés. Actividades que combinan música y movimiento ayudan a los niños a aprender sin siquiera darse cuenta de que están absorbiendo un nuevo idioma. Canciones como “Head, Shoulders, Knees, and Toes” o “If You’re Happy and You Know It” no solo enseñan vocabulario, sino que también provocan la coordinación física y cognitiva, lo que refuerza el aprendizaje.
El aprendizaje con movimiento ayuda a los niños a memorizar de manera más efectiva, ya que están usando múltiples áreas del cerebro al mismo tiempo. Bailar mientras se canta en inglés no solo involucra el oído y el lenguaje, sino también el cuerpo, lo que facilita una comprensión más completa del idioma .
Consejos prácticos para exponer a los niños al inglés
- Reproduce canciones infantiles en inglés, como “The Wheels on the Bus” o “Baby Shark”. Aunque los vídeos ayudan, es más efectivo que los niños repitan y canten las canciones junto a otros niños o adultos, ya que la interacción en vivo cambia el enfoque de simplemente mirar la pantalla a participar activamente en el aprendizaje.
- Cuentos en inglés antes de dormir: Leer libros ilustrados en inglés les ayudará a asociar palabras con imágenes y sonidos.
- Dibujos animados en inglés: Deja que vean sus series favoritas en inglés. Programas como "Peppa Pig" o "Paw Patrol" tienen un vocabulario simple y repetitivo que los niños entienden fácilmente.
El aprendizaje de inglés a los primeros años debe ser natural y divertido. Al incorporar el idioma en el día a día de los niños a través de música, juegos y actividades físicas, les damos las herramientas necesarias para desarrollar un dominio sólido del idioma en el futuro.