¿Alguna vez te has preguntado qué es la realidad? ¿Cuál es el propósito de la existencia? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? Estas son algunas de las cuestiones que la filosofía busca responder, son las que llamamos "fundamentales" y es por eso que esta disciplina milenaria merece tanto nuestra atención. La filosofía despierta nuestra curiosidad innata; desde nuestros primeros años, nos preguntamos constantemente sobre el mundo que nos rodea. Sin embargo, con el tiempo, a menudo relegamos estas preguntas con la abrumación por la rutina y las obligaciones diarias. La filosofía nos invita a recuperar esa curiosidad y a explorar las preguntas fundamentales que nos han inquietado desde siempre.
La filosofía nos enseña a no aceptar respuestas sin antes someterlas a escrutinio. A través del pensamiento crítico, aprendemos a cuestionar las creencias y prejuicios que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida y perviven o se esconden. Al hacerlo, abrimos la puerta a nuevas ideas y perspectivas, liberándonos de limitaciones mentales y culturales, superando sesgos. El estudio de la filosofía implica el análisis y la evaluación de argumentos complejos. Al aprender a construir argumentos sólidos y a refutar los débiles, mejoramos nuestra capacidad de comunicación y razonamiento. Estas habilidades son esenciales en todas las áreas de la vida, desde el ámbito académico y profesional hasta las relaciones interpersonales.
La filosofía nos lleva a enfrentar el misterio de la existencia misma. ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Aunque algunas de estas preguntas pueden no tener respuestas definitivas, el acto de indagar sobre ellas nos permite conectarnos con la profundidad de nuestra existencia y la de los demás. A través de la filosofía, aprendemos a considerar múltiples perspectivas y a sopesar diferentes valores y principios. Esto nos ayuda a tomar decisiones más informadas y éticas en nuestras vidas, contribuyendo a nuestra propia autorrealización y al bienestar de la sociedad en general. Al estudiar filosofía, exploramos las distintas formas de pensar y vivir de diferentes culturas y épocas. Esta perspectiva amplia nos enseña a apreciar la diversidad de la experiencia humana y a cultivar la empatía hacia los demás. La filosofía nos conecta a un nivel más profundo con nuestra humanidad compartida. La filosofía, además, ha sido una fuente de inspiración para innumerables artistas y pensadores a lo largo de la historia. Al reflexionar sobre temas existenciales, éticos y estéticos, nos sumergimos en un mundo de ideas y emociones que nutren nuestra creatividad y enriquecen nuestra comprensión del arte.
La filosofía nos insta a reflexionar sobre los problemas y desafíos que enfrenta la sociedad. Al comprender mejor las complejidades de los asuntos políticos y sociales, nos convertimos en ciudadanos más informados y comprometidos, capaces de contribuir al cambio positivo. Como afirmó el filósofo Sócrates, "una vida sin examen no vale la pena vivir". La filosofía nos invita a cuestionar nuestra existencia y a buscar un significado más profundo en nuestras acciones y elecciones. Al vivir una vida examinada, encontramos un propósito más genuino y significativo.
En última instancia, estudiar filosofía es embarcarse en un viaje hacia la sabiduría. A través de la contemplación y la búsqueda constante de la verdad, aprendemos a ver el mundo con nuevos ojos y a encontrar la sabiduría en las experiencias cotidianas. La filosofía constituye uno de los saberes más propios del ser humano en su esencia e historia. El propio término nos indica su carácter de vinculación, más aún 'filia' con el saber (sophia), este saber no es un mero encuentro informativo o de acumulación de conocimiento, sino una auténtica búsqueda y descubrimiento que se nutren al unísono en la gestación y despliegue de toda potencia del entendimiento. La filosofía es una disciplina, pero es más que eso, implica un modo de acceso a la realidad que se detiene a desentrañar sus elementos últimos, en las cuestiones más vitales para nuestro ser.
